Estéfano Popescu (der.) entrena a personas -entre 5 y 55 años- en su gimnasio. Su ideal es mejorar la calidad de vida de las personas con el deporte. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Las artes marciales mixtas, conocidas como MMA, son el deporte de contacto de mayor crecimiento en el mundo. Y el Ecuador no es la excepción. Esta actividad empieza a ganar adeptos por la fuerza, disciplina y salud que otorga.
“Más que un deporte es un estilo de vida”. Así lo califica Estéfano Popescu, entrenador del Estefano Gym, uno de los gimnasios pioneros de la capital, ubicado al norte de la ciudad en la Avenida 6 de Diciembre (frente al Multicentro).
Esta práctica de combate involucra golpes de puños, patadas, llaves y técnicas de diversas disciplinas como kick boxing, jiu-jitsu, muay thay, lucha, judo, boxeo…
Se suele creer que las MMA son una evolución del vale todo brasileño, dónde no existían reglas, categorías o tiempo y ganaba el peleador que quedase en pie luego del combate.
Pero su origen real es el pancracio, combate que se practicaba en los antiguos Juegos Olímpicos con una combinación de técnicas de pelea.
Ahora, las artes marciales mixtas están divididas en nueve categorías de peso entre 115 y 265 libras. Además, existen reglas como la prohibición de morder, cabecear, golpear la garganta, pisar o escupir.
El deportista puede ganar por nocaut, por decisión arbitral o por rendición.
La práctica de este deporte está recomendada para todas las personas. Puesto que no solo se lo entrena por competitividad. Sino también como una medida para reducir el estrés, mejorar la forma física y gozar de una buena salud.
Las MMA requieren una preparación física integral. No hace énfasis en ninguna zona del cuerpo. Los peleadores fortalecen todos los músculos con diferentes trabajos y ejercicios.
Incluso, la preparación de un combatiente incluye trabajos extras como acondicionamiento físico con trote, de fuerza con máquinas de musculación y una nutrición variada, pero rica en alimentos energéticos.
Además, es indispensable una preparación mental y humana. Popescu intenta inculcar en sus alumnos valores como la humildad, la disciplina, y el respeto, que ayuden a formar el carácter de la persona.
Es por eso que se recomienda la práctica en niños desde los cinco años. Al contrario de lo que se podría pensar, los menores no adquieren conductas agresivas. “Ellos saben y entienden que no lo pueden utilizar para hacer daño”, comentó el entrenador Popescu.
En el mundo este deporte ha avanzado rápidamente. No es raro mirar coliseos con 40 000 personas para mirar una pelea del Ultimate Fighting Championship (UFC), empresa norteamericana que tiene en su portafolio a los mejores peleadores de las MMA.