Un mejor arbitraje en el campeonato. Con árbitros y asistentes de línea que dejen jugar, que no influyan, sin sesgos, que sean transparentes. Ese es el ideal, propósito del ‘fair play’. Allá es donde la Ecuafútbol debe ponerle más atención para cuidar la transparencia del torneo.
Los árbitros están convencidos que ellos son tan protagonistas como los futbolistas. No es así. Están equivocados porque su función es la de llevar un orden, cuidar a los futbolistas y generar un ambiente, con su autoridad, propicio para un juego de fútbol.
No es mejor árbitro el que más grita o el que exhibe más tarjetas amarillas y rojas. Eso es perogrullada. Es necesario reflexionar sobre el papel que cumplen en la cancha.
Pero sí asusta ver que, desde el 2000 hasta la fecha, árbitros como José Luis Espinel, Diego Lara, Omar Ponce… han mostrado miles de amarillas y cientos de rojas.
Los directivos también están en la obligación de promover el ‘fair play’, sin mensajes subliminales que puedan convertirse indirectamente en presiones.
Es vital mirar también el torneo de ascenso de la Segunda Categoría, donde anualmente se presentan reclamos de clubes que supuestamente se sienten agraviados por decisiones arbitrales.
El ‘fair play’ es para todas las áreas del campeonato profesional (series A, B y Segunda). La transparencia es un intangible no negociable.