El Real Madrid se entrenó durante la mañana del 30 de diciembre de 2016 en la Ciudad Deportiva de Valdebebas, con público en las gradas, para preparar la importante cita de los octavos de final de la Copa del Rey frente al Sevilla, el próximo miércoles, 4 de enero. EFE
Hace casi un año, exactamente el 5 de enero de 2015, Zinedine Zidane inició su andadura en el banquillo del Real Madrid con un entrenamiento abierto al público que volvió a repetirse este viernes con el francés como principal protagonista de una sesión de trabajo en la que los niños también capitalizaron los focos de atención.
Es raro ver un entrenamiento completo del conjunto blanco. Lejos quedan esos tiempos de la antigua Ciudad Deportiva en los que las puertas estaban casi siempre abiertas para cualquier aficionado. El fútbol ha cambiado y muchos clubes se han impuesto las sesiones a puerta cerrada. Por eso, cuando se abren las puertas, es todo un acontecimiento.
Eso, en el Real Madrid, suele ocurrir por Navidad. El año pasado, se el día elegido fue el 5 de enero, justo antes de la llegada de los Reyes Magos. Entonces, el regalo adelantado fue el fichaje de Zinedine Zidane. Y, un año después, se repitió la historia en el estadio Alfredo Di Stéfano de la Ciudad Deportiva de Valdebebas.
Zidane cerró el año a lo grande igual que como lo empezó. Y, para que a nadie se le olvidaran sus éxitos, el club exhibió sus tres trofeos justo en la salida de los vestuarios. La UEFA Champions League, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes lucieron para deleite de los aficionados que se acercaron al Alfredo Di Stéfano para ver a sus ídolos.
El estadio abrió sus puertas a las 09:30 (hora de España), una hora y media antes del inicio. Las entradas se agotaron en las jornadas previas y las gradas, poco a poco, se fueron poblando de niños con sus padres. Las vacaciones de Navidad permitieron la presencia de los niños, bastante ruidosos y con los ojos abiertos para no perderse ni un detalle.
Muchos se preocuparon de hacer pancartas para animar a los jugadores madridistas. “Cr7 quiero una foto contigo” o “Toni Kroos best 8”, fueron alguno de los eslóganes que lucieron en las cartulinas caseras que portaron los chavales para animar a sus jugadores.
Los primeros aplausos fueron para Cristiano Ronaldo, que salió el primero del túnel de vestuarios al frente del resto del equipo. Los 6 000 espectadores que llenaron la grada del estadio Alfredo Di Stéfano aplaudieron al jugador portugués. Después, uno a uno fueron saliendo todos los jugadores blancos.
Zidane organizó un entrenamiento vistoso, enfocado al disfrute de la grada. Primero, sus jugadores completaron los habituales rondos como calentamiento; luego, hicieron ejercicios explosivos de carrera; y, finalmente, completaron un pequeño torneo en el que cuatro equipos disputaron entre ellos partidos a medio campo.
Al final, ganó el formado por Luka Modrić, Keylor Navas, Dani Carvajal, ‘Nacho’ Fernández, Enzo Zidane y Cristiano Ronaldo. Se impusieron en una igualada final a Karim Benzema, Marcelo Vieira, Martin Odegaard, Toni Kroos y Álvaro Tejero.
El partido tuvo que decidirse en los penaltis y, en el grupo formado con el chaleco azul marcaron Nacho, Carvajal, Modrić y Cristiano, mientras que Enzo falló su penalti. Con el chaleco amarillo, acertaron Marcelo, Kroos y Odegaard. Los errores de Benzema y Tejero, dieron el triunfo al grupo de Cristiano, que lo celebró por todo lo alto.
Los niños, emocionados, tuvieron su premio final. Al terminar el entrenamiento, los jugadores lanzaron 60 balones a la grada. Además, muchos hinchas madridistas consiguieron camisetas, chalecos y diferentes prendas que los futbolistas blancos regalaron a sus aficionados.
Pero, por encima de todos, llamó la atención Pepe. El portugués fue el último en marcharse. Hasta que no colmó todas las peticiones de autógrafos y fotos, no abandonó el césped del estadio Alfredo Di Stéfano. Al final, casi 10 minutos después que el resto, se introdujo en el túnel de vestuarios.
La comunión entre afición y jugadores fue total. Los niños que acudieron en masa a ver a sus ídolos, acabaron satisfechos con la experiencia. Fue casi una repetición de lo que ocurrió hace un año, cuando Zidane inició su carrera en los banquillos del Real Madrid y, a punto de cumplir 365 días al frente del club, se dio, junto a sus jugadores, un baño de masas especial.