El pase cambiado por la espalda o el péndulo, son marca de Roca Rey en cada tarde. Foto: Agencia EFE
Roca Rey sigue arrasando. El joven peruano es cabeza del escalafón en el segundo año de su alternativa. El viernes en El Puerto de Santa María, tres cuartos de plaza y una buena corrida de Juan Pedro Domecq.
Juan José Padilla cortó una oreja con pundonor y entrega.
Antonio Ferrera completó otra tarde de torería magistral, con el corte de tres orejas pero se negó a salir a hombros con en un gesto inédito de respeto por su compañero Manzanares, a quien sustituyó.
Mundotoro reseñaba la tarde así: “Ferrera formó un alboroto en el segundo”, donde destacó la pureza de su toreo al natural, mientras que Roca Rey no se quiso dejar ganar la partida y desorejó al encastado toro que cerró plaza merced a una faena emotiva en la que se sobrepuso a una espectacular voltereta con el capote.
Formó un alboroto Ferrera en su primero. Devuelto el segundo por flojo ya en banderillas, saltó un sobrero del mismo hierro que tuvo calidad. Fijeza, prontitud y ritmo en las embestidas. Ya lo cantó el burel en el largo saludo por chicuelinas. Ferrera compartió tercio nuevamente con Padilla en un tercio importante en el que destacó el tercer par, por los adentros.
Mantuvo ese buen tranco el de Juan Pedro en el último tercio y el extremeño firmó un trasteo lleno de torería en el que destacó con la zurda. Naturales caros, citando de frente y echando los vuelos.
Se gustó el torero, que escuchó el primer aviso antes de cambiar la ayuda por la espada, y se entregó la plaza. Se volcó y hundió el acero entero, en la yema. Estocada entera. Dos orejas con mucha fuerza.
Como ya hiciera en la pasada Feria de Abril, Ferrera sorprendió con un quite nada más retirar al toro del caballo. Esta vez por gaoneras. Antes lo había toreado con gusto a la verónica. Delante tuvo a un quinto endeble, que no andaba sobrado ni de fuerzas ni de casta. Exprimido en banderillas, con un tercer par por los adentros sensacional. A base de temple construyó una obra bien hilvanada en la que volvió a destacar toreando a pies juntos al natural. De frente, los cites. Nueva estocada hasta los gavilanes y tercera oreja.
Roca Rey no quiso quedarse atrás y salió a ‘revientacalderas’ con el sexto. Fue un ‘Juampedro’ encastado, que salió con pies y al que toreó con variedad de capa. No perdonó en quites y, cuando lo toreaba con el percal a la espalda fue volteado de manera espectacular. Fea caída. No se inmutó y volvió a la cara para rematar el quite, esta vez, a la verónica. El peruano tiró de poder y mandó para cuajar una faena de gran importancia dada la casta de su adversario, exigente, que tuvo emoción hasta que en el arrimón final con un espadazo fulminante. Dos orejas.
Había ya caído de pie Roca Rey en su esperado debut como matador en El Puerto de Santa María. El peruano paseó un trofeo del probón tercero, que obligó al torero a tirar de su valor seco y una tremenda disposición. La carta de presentación del quite por gaoneras ya lo avisó. Milimétricas algunas, con los pitones rozando la taleguilla. Comenzó el trasteo por cambiados por la espalda, para después correr la mano en redondo con temple. Oreja”.