1,6 millones de personas se dedican a los quehaceres del hogar y de estas 5 061 son hombres. Foto referencial: Archivo / EL COMERCIO
1,6 millones de personas se dedican a los quehaceres del hogar sin ninguna remuneración en el Ecuador y de estas apenas 5 061 son hombres.
Estas cifras son parte de la Encuesta de Condiciones de Vida publicada, en marzo del 2015, por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Si se compara con la Encuesta Nacional de Empleo y Desempleo, de diciembre de 2013, hay 139 264 amas de casa menos. Aunque cabe anotar que hay una variación en el número de viviendas en donde se hicieron las encuestas. En la una fueron 29 052 y en la otra, 31 092.
Para Virginia Gómez, de la Fundación Desafío, aún se delega a la mujer el papel social del cuidado del hogar y persiste la violencia, principalmente, en este espacio, que muchas veces se convierte en un confinamiento. En otras palabras: esto limita a las mujeres a que estudien, se desarrollen profesionalmente o emocionalmente.
La mayor parte de amas de casa se ubican entre los 25 y 44 años de edad, que justamente es el rango donde se desarrolla la actividad laboral, pero así también se forman familias.
Nelly Valbuena, docente y especialista en derechos humanos, considera que el trabajo doméstico resulta inamovible para la mujer, ya que es ama de casa desde que se casa y tiene hijos hasta que fallece. Esto ha hecho que hasta hoy no se reconozcan sus derechos laborales, cobertura de la seguridad social, acceso a capacitación, entre otros beneficios.
La mayor parte de la población encuestada, de 15 años de edad en adelante, no cuenta con un seguro social estatal.
Apenas 267 403 de las 1 694 924 amas de casa están afiliadas a un seguro público, ya sea afiliación general, voluntaria o seguro campesino en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) o en las Fuerzas Armadas o la Policía. Esto representa 15,77% del total.
Tras la publicación de la Ley Orgánica para la Justicia Laboral y Reconocimiento del Trabajo en el Hogar, el 17 de abril de 2015 en el Registro Oficial, las amas de casa podrán afiliarse para luego de 20 años de aportaciones acceder a una pensión de vejez, invalidez y un subsidio por funerales.
Gómez cree que conceptualmente la propuesta oficialista es un avance importante. Sin embargo, resulta injusta porque no concede los mismos derechos que al resto de trabajadores afiliados. Por ejemplo, el acceso a servicios de salud o préstamos.
“El ama de casa tiene más riesgo de trabajo por la cantidad de horas de su jornada. No termina su labor a las 17:00, como el resto, sino que casi no tiene horario. Está expuesta a problemas de salud de tipo emocionales, psicológicos, físicos”, señala Gómez.
En la Ley de Justicia Laboral se establece un plazo de 180 días para expedir una normativa secundaria que permita su aplicación. La normativa se hizo con base en un estudio de sostenibilidad financiera y actuarial suscrito por la ministra coordinadora del Desarrollo Social, Cecilia Vaca, que recoge las estadísticas de la Encuesta de Empleo del 2013.
Según su proyección, las personas que realizan trabajo no remunerado en el hogar se incrementarán de forma progresiva en los próximos años. En 2020 alcanzarán los 2,2 millones, en 2040 alrededor de 2,8 millones y para el 2050 llegarán a 3,1 millones.
En la actualidad, las amas de casa dedican en promedio 5,94 horas al cuidado de los niños, adultos mayores y enfermos. Una cifra ligeramente mayor al tiempo invertido en el arreglo de la casa, que es de 5,91 horas.