La Amazonía es la región que más pistas aéreas tiene de todo el Ecuador, por lo que los viajes en avioneta son la opción más rápida para movilizarse. La Dirección General de Aviación Civil (DGAC) registra un total de 350 pistas, de las cuales 219 están en la selva amazónica.
Pero al tener un tráfico aéreo alto el riesgo de accidentes se ha incrementado en los últimos años.
Estos vuelos se realizan en 218 avionetas privadas, de servicio comunitario, taxiaéreo, fumigación y escuelas de aviación que trabajan en 31 compañías. Estas vuelan constantemente entre estas pistas y también se conectan con aeropuertos oficiales en distintos puntos del país. Solo en el 2013, 110 695 personas viajaron por el servicio aéreo no regular y 10,9 millones en servicio regular.
En el 2010, 2011, 2013 y el primer semestre del 2014 se cuantificaron 79 accidentes en estos vuelos aéreos no regulares y Los Ríos es la provincia en donde más percances han ocurrido en estos años. La DGAC no proporcionó los datos del 2012 ni del segundo semestre del año pasado.
En los accidentes de estos tres primeros años y el primer semestre del 2014, 17 personas perdieron la vida y otros cinco fallecieron en octubre pasado, cuando una avioneta cayó segundos después de despegar desde Sarayaku, con rumbo hacia Shell.
Según el informe estadístico de la DGAC, la mayoría de accidentes ocurrieron en la fase de aterrizaje y (30) y en ruta y despegue ocurrieron 17 en cada caso.
Edwin Ríos, piloto de Macas, explica que al tener un movimiento constante entre las pistas aéreas se dan aterrizajes y despegues con intervalos de apenas 15 minutos, por lo que el desgaste de las aeronaves es mayor. Además, trabajan en pistas precarias que, en la mayoría de los casos, no cuentan con torre de control, sistemas de aeronavegación ni equipos de emergencia para afrontar situaciones de riesgo y accidentes. El mal estado de la capa de rodadura en donde aterrizan y decolan las aeronaves es otro factor que influye en su estado y en las condiciones exigentes en las que operan. Ríos dice que hay pistas que son de tierra y hierba y que en el mejor de los casos han sido lastradas.
Muchas de estas pistas son obras de las comunidades indígenas, que trabajaron arduamente para abrirlas y así acortar los viajes a las capitales provinciales para realizar gestiones, compras o para atender situaciones médicas de emergencia, como partos de alto riesgo o morderduras de serpiente.
La DGAC tiene una Junta Investigadora de Accidentes que se reúne cada vez que ocurre algún percance, para detectar las causas. Según la información proporcionada a este diario, en los años señalados ocurrieron 79 accidentes. 36 ocurrieron por factor humano, 22 por factores materiales y al menos 15 aún están en proceso de investigación.