Una vivienda contemporánea con aroma a campo

El ladrillo visto se conjuga con el color blanco. Así se fusiona el toque rústico con el  aire moderno.

El ladrillo visto se conjuga con el color blanco. Así se fusiona el toque rústico con el aire moderno.

Mateo Granja en la sala de la vivienda de sus padres, implantada sobre un terreno de 3 500 metros cuadrados. Fotos: Diego Pallero/ CONSTRUIR

Tras atravesar un campo cubierto de vegetación de color verde y marrón, en un rincón de Llano Chico, está la casa de los padres de Mateo Granja, un joven arquitecto que se abre espacio en el ámbito local con nuevas propuestas.
Él, junto a su hermano Renato, construyó la vivienda de sus progenitores.

Se trata de una casa que fusiona el estilo rústico con el contemporáneo. La vivienda se construyó hace cinco años, y el proceso de edificación tardó un año y tres meses.
El arquitecto, de 31 años, recuerda que el trabajo de diseño fue el que más tiempo le tomó, pues se hicieron varios ajustes hasta obtener la casa que enamoró a sus padres.

Antes de construir la vivienda, de alrededor de 310 metros cuadrados, Granja escuchó las propuestas de los dueños de casa. El requerimiento de su madre, sobre todo, era lograr una casa actual, pues vivió durante mucho tiempo en una netamente rústica: había techos inclinados y madera en varias estancias. El 70% de la vivienda lucía ese material. “Queríamos lograr una casa en la que mis padres se sientan cómodos, felices, y que responda a las cualidades del terreno, y lo logramos”.

Después de escuchar los pedidos de los progenitores, Granja cumplió con un minucioso trabajo de observación.  
En el terreno de 3 500 metros cuadrados encontró un viejo galpón, donde funcionaba un gallinero, construido con ladrillo visto, material que terminó inspirando la construcción de vivienda, pues conjuga a la perfección con los árboles y las flores que la rodean, además, otorga ese toque rústico que compagina con el campo.

Granja es un defensor del material es su estado puro. De allí su preferencia por el ladrillo visto. El color de ese material, precisamente, rodea todos los frentes de la vivienda, los mismos que lucen personalidad propia gracias a los detalles arquitectónicos trabajados para lograr un contacto permanente con la naturaleza.

El ladrillo visto se conjuga con el color blanco. Así se fusiona el toque rústico con el aire moderno.

Por dentro, el ladrillo fue enlucido por pedido de sus padres. En las paredes prima el color blanco, recurso que otorga un aire actual a la casa.
El toque tradicional está dado por una amplia colección de cuadros y de mobiliario presente en el comedor.

El estilo actual también aparece con el uso de materiales como el porcelanato y vidrio.
Esa vivienda está rodeada de ventanas de diversos tamaños. Unas fueron diseñadas para iluminar, con diferente intensidad, varios espacios de la casa. Otras, en cambio, se elaboraron para que los habitantes dialogaran y se conectaran con la naturaleza. Eso último pueden hacerlo desde la cocina, la sala, comedor y dormitorios.

Para lograrlo colocaron ventanas a diferentes alturas. Las de la cocina, por ejemplo, se acoplaron a la altura de los padres de Granja. Hay una en la sala que conduce la vista de los habitantes hacia el jardín lateral, donde su madre sembró árboles frutales. Con el paso del tiempo se espera que la vegetación ‘esconda’ la casa.

Las ventanas están a la altura de vista de los residentes.

Desde esas ventanas y de una que está en el dormitorio máster, además de la vegetación se observa el movimiento de dos caballos y los juegos de sus perros labradores.
“Por donde se mire hay ese contacto con la naturaleza que tanto buscamos durante el trabajo de diseño”, cuenta Granja.

Por la ventana del cuarto principal también se pueden ver los movimientos que dibuja el agua durante su paso por una pileta, adonde con frecuencia acuden pájaros de diversos colores para hidratarse y emprender un nuevo vuelo.

Para aprovechar al máximo la ubicación del terreno, Granja instaló tres tragaluces en el techo de la casa. Están sobre la sala, el lugar del que se desprenden el resto de las estancias. Ese espacio cuenta también con una doble altura, cuya función es, precisamente, darle protagonismo a la sala.

En las noches despejadas, a través de esos tragaluces, la familia disfruta con frecuencia del brillo característico de la luna y de las estrellas.

En las noches despejadas, a través de esos tragaluces, la familia disfruta con frecuencia del brillo característico de la luna y de las estrellas. Así es como se aprovecha la luz natural durante todo el día.

Suplementos digitales