Urku Wasi es un nuevo mirador turístico en el lago San Pablo

El blanco es el color que domina en este centro turístico, en Otavalo. Fotos: Francisco Espinoza para El Comercio

El blanco es el color que domina en este centro turístico, en Otavalo. Fotos: Francisco Espinoza para El Comercio

El blanco es el color que domina en este centro turístico, en Otavalo. Fotos: Francisco Espinoza para El Comercio

Seis domos de color blanco resaltan entre las tradicionales casas de adobe y cemento de la comunidad indígena de Tocagón, parroquia San Rafael de la Laguna, del cantón Otavalo.

La novedosa construcción es parte del proyecto Urku Wasi (Casa de la Montaña, en español) que se desarrolla en los pies del cerro Mojanda.

Los inmuebles circulares fueron elaborados con la técnica llamada superadobe, explica Edward Barragán, diseñador industrial colombiano.

El extranjero junto con Sebastián Caiza, líder de Tocagón, impulsan esta iniciativa destinada al turismo comunitario.

El proyecto, que se desarrolla en un terreno de 2 500 m2, es un mirador natural que permite una vista panorámica del lago San Pablo y el volcán Imbabura.

Los constructores utilizaron materiales de la localidad, como la tierra para la edificación de las habitaciones.

Para optimizar el suelo inclinado de la ladera, en donde está situado Urku Wasi, se acondicionaron tres terrazas. En una de ellas se construyeron seis domos, que en realidad son dos viviendas gemelas, con tres áreas cada una. La edificación se levantó sobre un cimiento de piedra y cemento de 80 cm de profundidad.

El primer domo, que funciona como espacios para la sala-cocina y el comedor, tiene 5,20 metros de diámetro.  El segundo mide 4,40 m. Ahí se acondicionó el dormitorio. En el tercer domo, de menor tamaño, está instalado el servicio higiénico y la ducha.

El techo de cada habitación tiene un 15% más de alto en relación al ancho. Eso le da una forma similar a un huevo.

“Ese es el diseño perfecto de una vivienda, de acuerdo con la naturaleza. Así construyen sus nidos las termitas y algunas variedades de pájaros”, explica el especialista Barragán.
Para optimizar los espacios en cada una de las casas se colocaron altillos. Este detalle les permite a cada vivienda acoger hasta ocho personas.

Los constructores utilizaron materiales de la localidad, como la tierra para la edificación de las habitaciones.

Esta técnica de construcción no es nueva. Proviene de una propuesta del desaparecido arquitecto iraní-estadounidense Nader Khalili. Él fue quien propuso el uso del superadobe, utilizando los materiales con los que los militares hacían sus refugios durante las guerras.
Este sistema constructivo se desarrolló en 1960, en EE.UU.

Se requiere de sacos tubulares rellenos de tierra o arena, que debe estar estabilizada y comprimida. Con ellos se apilan las hileras, enlazándolas con alambre de púas.

La forma redonda de los domos distribuye por las paredes la energía, en caso en que la tierra tiemble. En las casas cúbicas, en cambio, se fracturan las paredes, con los sismos, según los expertos.

Es por ello que, a más de la seguridad de la construcción, por sus características sismorresistentes, los visitantes podrán hospedarse en habitaciones que fueron construidas por gente de la comunidad.

La totora, que crece en el lago, se utilizó para elaborar los muebles y adornos.

Se consideran inmuebles ecológicos, porque utilizan básicamente tierra, el material ancestral de construcción.

Su forma cilíndrica además genera un ambiente interior cálido y libre de ruido.

Para foráneos, como Svende Ratz, Urku Wasi es un lugar único y encantador. A la voluntaria alemana los domos, pintados de blanco y puertas y ventanas azules, le parecen una construcción salida de una película de ciencia ficción.

Los constructores han tenido que solucionar varios inconvenientes que se les ha presentado en el camino. Entre ellos, la falta de agua y de alcantarillado. En el primer caso se almacena el líquido vital, que provienen de un acueducto, en tanques de reserva de 7 770 cm3.

En la construcción se destaca que las aguas de los servicios higiénicos se depositan en un pozo séptico. Mientras que el agua de duchas y lavabos irriga los huertos y jardines.

Barragán y Caiza esperan que el proyecto Urku Wasi se convierta en un ejemplo para sus vecinos sobre lo que se puede hacer con materiales baratos y amigables con el ambiente.

Por lo pronto, ya iniciaron una segunda fase con la construcción de otra casa de hospedaje en que se está utilizando básicamente caña guadúa.

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