Primer hospital de Ibarra luce como nuevo

La fachada de adobe y piedra fue reforzada. Fotos: Francisco Espinoza / para EL COMERCIO

La fachada de adobe y piedra fue reforzada. Fotos: Francisco Espinoza / para EL COMERCIO

La fachada de adobe y piedra fue reforzada. Fotos: Francisco Espinoza / para EL COMERCIO

Los muros del antiguo Hospital San Vicente de Paúl, de Ibarra, pintados de blanco, lucen totalmente renovados.

El edificio, cuya construcción se inició el 3 de septiembre de 1872, cuatro años después del terremoto que destruyó la capital imbabureña, fue rehabilitado recientemente.

Aunque es una joya arquitectónica del Ecuador, está en manos de la Universidad Técnica del Norte (UTN). El ­plantel superior se encargó de los trabajos de mejoramiento, que duraron tres años.

En la edificación hay una veintena de laboratorios.

Sin embargo, no fue una tarea fácil. Fausto Rodríguez, director de Construcciones de la UTN, comenta que tuvieron que recuperar técnicas vernáculas de construcción, para no alterar la esencia de esta edificación patrimonial.

Recuerda, por ejemplo, que se elaboró chocoto, una mezcla de barro y fibras de paja, entre otros, para unir los bloques de piedra y adobe.

El trazado original fue diseñado por Benito Aulin, un religioso de las Escuelas Cristianas, que fue traído desde Francia por Gabriel García Moreno.

La madera del entrepiso fue sellada y lacada.

Uno de los objetivos actuales fue respetar la arquitectura de la construcción, de dos plantas, en la que se destacan las anchas paredes de adobe, los entrepisos de madera y los techos cubiertos por tejas.

Ney Mora, vicerrector del plantel superior, explicó que por la dimensión de la casona, el proceso de restauración se hizo por etapas. Solo en la infraestructura se invirtieron USD 2,5 millones.

El denominado hospital viejo ocupa 1 hectárea, asentada en una manzana de la parte antigua de la ‘Ciudad Blanca’.

Las piedras y baldosas fueron conservadas.

Por su diseño amplio y cómodo, con espacios bien distribuidos, fue considerado por muchos años como el primer hospital de la República. Así describe el cronista ibarreño Luis F. Madera. Su construcción finalizó en 1895.

La obra de restauración empezó por la denominada quinta fachada. Fausto Buenaño, ingeniero civil de profesión, explicó que se reemplazó la estructura de madera por metálica. Igualmente, en los cielos falsos se instaló gypsum. Pero, se conservó la teja original.

Quizá la parte más complicada de la renovación fue la fachada de adobe y piedra. Esta tarea estuvo a cargo de Andrés Reyes, uno de los profesionales de la restauración.

“El fin fue mantener la estructura y arquitectura originales. Se trabajaron el interior y el exterior. Se retiró el enlucido en mal estado y el tumbado deteriorado por el tiempo. Se cambiaron pisos, puertas, ventanas e instalaciones sanitarias, eléctricas y electrónicas”.

Los jardines están cubiertos por coloridas plantas y flores.

La idea es ofrecer condiciones óptimas para su nuevo uso. Aquí funcionará el Campus San Vicente de Paúl, que está orientado a la tecnología e innovación de la universidad.
Desde uno de los pasillos del segundo piso se puede observar el jardín central. En el centro hay monumento en honor al patrono del lugar.

De acuerdo con las crónicas históricas, la idea inicial era construir una capilla en ese sitio, que permita una visión hacia todos los rincones del edificio. Pero no se concretó.

Los jardines están cubiertos por coloridas plantas y flores, enmarcadas por corredores que aún conservan la piedra original. También se mantuvieron las baldosas antiguas y los entrepisos de madera, de la segunda planta, que se calcula tienen 120 años.

El paisaje arquitectónico lo complementan corredores adornados de arcos y columnas, como dictaban las corrientes arquitectónicas de inicios de la República, según los expertos.

El conjunto patrimonial tiene dos áreas más, de una sola planta, en donde funcionan aulas y laboratorios dedicados a la ciencia.

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