Las pinturas montuvias dan valor al Palacio Municipal

En la fachada destacan los ventanales de chazas, en tanto en uno de los salones se observan las paredes de zinc.

En la fachada destacan los ventanales de chazas, en tanto en uno de los salones se observan las paredes de zinc.

El antiguo Palacio Municipal de Samborondón conserva la pintura tubular y destacan las características constructivas de casas de la zona costeña. Fotos: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

En el antiguo Palacio Municipal de Samborondón destacan las pinturas en sus paredes y en los cielos rasos. Son imágenes de casas de campo, ríos, ganado, árboles y plantaciones agrícolas típicas de la zona montuvia de la Costa.

La pintura tubular y el modelo constructivo del edificio son dos valores patrimoniales de esta casona construida en 1911. El arquitecto quiteño Héctor León estuvo a cargo de la intervención emergente y la restauración del inmueble entre el 2009 y el 2011. Explica que la intervención fue respetuosa de las características originales de la casona y de los materiales constructivos.

En la fachada destacan los ventanales de chazas, en tanto en uno de los salones se observan las paredes de zinc.

El antiguo Palacio Municipal se levanta en la calle Calixto Romero -en pleno centro del cantón Samborondón (Guayas)- con su fachada blanca, rosa y ladrillo. Hoy es un Centro de Tradiciones Culturales de la ciudad, luego de la restauración que gestionó el alcalde José Yúnez.

La casa fue habitada entre 1911 y 1917 por la familia de Francisco Jiménez Viteri y por sus herederos hasta 1924. En 1956 se convirtió en la casa municipal y funcionó ahí el primer cabildo, presidido por Miguel Yúnez Zagia, a raíz de la cantonización de Samborondón un año antes. En uno de los salones de la planta baja se conserva una fotografía blanco y negro de la firma de la declaración de cantón por parte del entonces presidente José María Velasco Ibarra, del 24 de octubre de 1955.

La casa museo tiene mobiliario antiguo de inicios del siglo XX.

Durante 40 años fue la casona municipal y con el paso del tiempo se fue transformando hasta que las figuras costumbristas que decoraban sus paredes quedaron ocultas por cuatro capas de pintura.

Christian Jiménez, profesor de dibujo del Municipio, recuerda que participó en el trabajo de restauración de las pinturas en las paredes.

León dice que haber recuperado la pintura costumbrista le da valor patrimonial a la casa.
El arquitecto calcula que tiene 120 m² de pintura tabular entre las paredes del hall principal de la planta alta, en el zócalo y en el cielo raso del salón principal y en otros espacios.

Petita Andrade, asistente administrativa de la casa museo, recuerda que el inmueble también albergó a dos escuelas, en la planta baja, mientras en la alta funcionaba el Municipio. Además, funcionó el Cuerpo de Bomberos. La antigua casona es el único ícono arquitectónico que queda en este típico cantón montuvio, que aún vive del transporte fluvial por el río Babahoyo. Y es un ejemplo del sistema constructivo de las casas haciendas de la Costa.

Predomina la madera, con ensambles de piezas características que trabajaban los carpinteros de ribera, recuerda León. Los pilotes originales eran de mangle, pero como estaban dañados se analizó una técnica que afectara lo menos posible su estructura.
Ahora los pilotes son zapatas de hormigón armado que están encamisados con madera.

En el resto de la casa se cambió la madera dañada por moral y chanul. Entre el 75 y el 80% tiene material nuevo. Las puertas principal es de madera original. La escalera que conecta con la planta alta se desmontó y se construyó una nueva totalmente idéntica.

La fachada mantiene la arquitectura original en madera con grandes ventanales de chazas, una denominación de origen naval, características de las edificaciones costeñas. Las paredes laterales y la posterior son de zinc y algunas partes son originales. Para cambiar las partes dañadas se mandó a fabricar las planchas de zinc que tienen ondas más pequeñas que actualmente ya no se hacen, recuerda León.

La casa tiene 800 m² de construcción y un terreno de 600 m².También se rescató dos jardines ubicados a los costados que tienen referencias de inicios del siglo XX.

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