El papel tapiz de las diferentes habitaciones fue recuperado. Fue un trabajo de un equipo multidisciplinario. Fotos: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
El Museo Remigio Crespo Toral es uno de los principales íconos arquitectónicos de Cuenca. A finales de abril pasado fue abierto completamente al público, tras una restauración que empezó en noviembre del 2015.
Fue un proceso multidisciplinario que incluyó trabajos estructurales en cubiertas, muros de adobe y bahareque y recuperación de las terrazas de esta casona, que tiene 100 años. Además, instalaciones eléctricas, contra incendios, hidrosanitarias, iluminación, colocación de dos ascensores (interno y externo) y otros trabajos.
El equipo estuvo liderado por Fabián Orellana, Augusto Pesántez y Salvador Astudillo, quienes se encargaron de la parte arquitectónica. En cambio, Juan José Pérez lideró a los expertos en recuperación de los bienes muebles. En este último ámbito se intervino en el papel tapiz, latón del tumbado, carpintería y pintura mural.
Las dos terrazas que dan hacia el río Tomebamba fueron recuperadas. Estas colapsaron anteriormente.
En bienes muebles intervino un equipo de 40 personas y en el área arquitectónica había ocasiones que igualaban o superaban esa cantidad.
La casona, de 2 398,10 m² de construcción, estaba en estado crítico, sobre todo en las tres plantas bajas que se ubican sobre El Barranco del río Tomebamba.
Los pisos de madera de estos niveles estaban colapsados. Solo los dos niveles superiores que dan hacia la Calle Larga estaban funcionales.
Según Orellana, fue un trabajo complejo por el estado deplorable de los espacios inferiores de la casona y porque en intervenciones anteriores se retiraron elementos de carpintería como gradas, ventanas, puertas sin codificación para saber a qué lugar correspondían.
El museo cuenta con 25 503 piezas.
Lo mismo ocurrió -agrega Orellana- con el papel tapiz de algunas habitaciones y que fue embodegado sin ningún tipo de inventario. “Eso representó un problema porque teníamos que identificar a qué lugar correspondía”.
Para la reapertura del museo se realizaron cambios. Uno de los principales es exhibir de forma permanente la reserva para que el público la admire y que se inicien procesos de investigación, señala el director del museo, René Cardoso. “La idea es que se investigue y que surjan ideas curatoriales de exposiciones con esas colecciones”.
El Remigio Crespo Toral tiene 25 503 piezas inventariadas, que forman parte de los acervos arqueológico, escultórico, pictórico y utilitario, así como del archivo histórico y numismático. Para su exposición se colocarán divisiones de vidrio en salas seleccionadas.
Pesántez destaca el trabajo que se realizó en iluminación. Según él, cada una de las habitaciones tiene luz central y periférica, que se puede subir o bajar su intensidad dependiendo de las necesidades o enfocar en un solo objeto.
La inversión en la intervención fue de USD 1,52 millones, financiados por el Banco de Desarrollo del Ecuador.