La imitación de la madera es una alternativa

El escultor Fausto Imbaquingo es partidario de cuidar la naturaleza sin talar árboles, por lo que promueve esta técnica.

El escultor Fausto Imbaquingo es partidario de cuidar la naturaleza sin talar árboles, por lo que promueve esta técnica.

La técnica de la madera eterna puede proporcionar a una casa un ambiente rústico, sin necesidad de usar árboles. Foto: cortesía archivo particular

Las casas que simulan troncos de madera, usando cemento y pigmentos, son la especialidad del diseñador y escultor Fausto Imbaquingo.

El artista kichwa kayambi es un autodidacto. Aunque no estudió arquitectura ni escultura, su trabajo tiene demanda.

Su taller lleva el nombre de Ilusión Arte, porque sus trabajos se parecen mucho a artículos que se encuentra en la naturaleza. El local está ubicado en la comuna indígena de Pijal Alto, cantón Otavalo. Desde ahí tiene una vista privilegiada, en el que resalta el mítico lago San Pablo al pie del volcán ‘taita’ Imbabura.

El respeto a la naturaleza, precisamente, ha sido su inspiración. Quizá por eso prefiere imitar los troncos de los árboles para decorar columnas, ventanas, pasamanos, bancas, puentes, entre otros.

El escultor Fausto Imbaquingo es partidario de cuidar la naturaleza sin talar árboles, por lo que promueve esta técnica.

El proceso de elaboración es similar al de una escultura monumental. En el área de intervención se cubre con malla tejida. Luego se coloca varias capas de una mezcla de arena y cemento, indica Pedro Imbaquingo, padre del diseñador.

Una vez que esta fundición esta bien fraguada se esculpe. Para los acabados se aplica resinas y pinturas acrílicas, con tonos similares a los maderos. Para ello, Fausto Imbaquingo asegura que investiga las características de cada especie como cutícula, tejidos, cuerpo.

En la última década, a esta técnica, a la que le bautizó como madera eterna, le ha ido perfeccionando. Asegura que puede hacer maderos de hormigón con la textura y tono del pino, capulí, ceibo... “Cada obra debe ser tan perfecta para que a nadie le dé ganas de dañar la naturaleza”.

La imitación de la madera puede aplicarse en columnas, ventanas, vigas, pasamanos. También en bancas y asientos.

Esta opción para decoración tiene acogida en restaurantes, paraderos turísticos, casas urbanas y rurales.

La fachada, columnas y vigas interiores de la cafetería-restaurante Tío Cajas, ubicada en el km 35 de la vía a Tabacundo, por ejemplo, fue diseñada con esta novedosa técnica. Es una buena alternativa para reemplazar a la madera, comenta la propietaria Silvia Sánchez.
En Ilusión Arte los costos dependen del modelo y tamaño. Cada “tronco” oscila entre USD 80 y 400. “Estos últimos son verdaderas obras de arte”, asegura Imbaquingo.

Este kichwa, de 38 años, también se dedica a construir esculturas de personajes históricos y míticos y una variedad de animales. En su taller una efigie de Atahualpa, de 2 metros de altura, que está a medio terminar, atestigua su talento.

Los diseños del taller Ilusión Arte están en locales para atención de turistas, en casas urbanas y rurales.

Ese monolito irá a adornar el Museo Solar Intiñan, de Quito, en donde se resalta la historia de los pueblos ancestrales.

La escultura demanda que primero se arme una estructuro de tubo galvanizado. Sobre ella se coloca una malla tejida de metal. Se rellena con una mezcla de arena, cemento y resina poliéster. Finalmente, se realizan los acabados con pinturas acrílicas.

Para el artesano, el arte es una ilusión. Por eso, su próximo reto es construir una casa en un árbol, que edificará con concreto. Trabaja en la idea.

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