Carolina Zambrano en la sala de su departamento, ubicado en Bellavista. Destaca el estilo moderno. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
La búsqueda de un estilo atemporal inspiró a la interiorista Carolina Zambrano para adecuar su hogar.
Desde hace tres meses vive con su esposo y su hijo en un departamento ubicado en el sector de Bellavista, norte de la capital. Allí dejó el sello de su estilo, que toma en cuenta cuestiones estéticas y funcionales, sobre todo a futuro.
Para la profesional es importante que tanto el mobiliario como los colores y la iluminación no sean elementos que pasen rápidamente de moda.
“Los colores y los materiales van acompañados con el estilo y la idea es que mi departamento, de aquí a unos 10 años, se siga viendo bien”.
¿Cómo lograrlo? Los colores neutrales y el uso proporcionado de materiales son la clave, explica.
Para el diseño de su vivienda, Zambrano se basó en la gama de blanco, negro y plata. Esto, acompañado de un tono un poco cálido en algunos elementos sencillos.
“Lo interesante es que me permiten cambiar. Si me aburro de algo solo cambio un elemento que no me cueste tanto como los accesorios, los cojines, las alfombras, y así vuelvo a estar a la moda”.
La intención, apunta, es que los ambientes no resulten demasiado minimalistas.
Pese al uso de tonalidades neutras, el hogar no se ve apagado. Para eso la interiorista sugiere darle vida con cosas que a la familia le gusten.
En su caso son los cuadros y otras obras del arte quiteño. “La idea es que no sea un departamento de revista sino que sea el mío, con cosas que nos gustan y tienen una historia para nosotros”.
Si se habla de los materiales, este hogar cuenta con un ‘mix’ entre maderas, acero o mármol en pequeños detalles, de manera que no falte unidad entre los materiales.
Zambrano indica que ningún material es inadecuado, sino que la importancia radica en no usar alguno en exceso o de manera desproporcionada entre uno y otro.
Al ingresar al departamento se aprecian la cocina, el comedor, la sala y el balcón, de forma unificada y armónica, para la relación interpersonal entre cada uno de los espacios.
El sitio preferido de la interiorista es la sala. Asegura que desde este punto se integran las otras áreas.
Las obras de arte y los detalles con pintura destacan en zonas sociales y en los dormitorios de la casa.
“Mientras unas personas comen, otras pueden conversar en la sala, otras ven el fútbol y otras se toman una cerveza en el balcón y todos interactúan”.
En estos espacios se encuentra comodidad gracias al uso de mobiliario estético y funcional. Pero, además, se logra uniformidad y armonía, pese a que no hay muebles iguales ni del mismo color.
Zambrano indica que no buscaba un solo conjunto. “Antes se utilizaba mucho la mesa del comedor, la mesa de centro, el mueble y todo en el mismo color. No me interesa generar mobiliario aburrido o que no sugiera contraste. Lo importante para mí es que me sienta bien con los muebles y que, bien combinados, luzcan juntos en un mismo estilo”.
Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Para esta joven arquitecta, otro aspecto fundamental en el diseño interior de su hogar es la iluminación. Insiste en que esta tiene que ser bien equilibrada, marcar diferencia y seguir un mismo estilo.
“Pudimos aprovechar la luz porque el departamento tiene una altura importante. Esto, combinado con diferentes tipos de lámparas”.
Otros detalles como las texturas en las paredes destacan en esta vivienda, pero para su propietaria, el detalle más importante, el más económico y el más lindo es la vegetación natural, “que no puede faltar”.
Se trata de un hogar moderno, donde confluye el adecuado uso de color y el contraste armónico de materiales.