La variedad de diseños es la constante de estos miniaccesorios, que valen entre USD 15 y 18. Foto: Patricio Terán / Construir
Una de las características más notables del Quito antiguo es la tipología de sus casas, que navega entre el colonial temprano y el republicano tardío.
Pero, como toda regla, esa peculiaridad tiene su excepción: las puertas de las casonas que, generalmente, son mucho más antiguas que los inmuebles porque -y debido a que fueron fabricadas con maderas muy finas y durables- se mantenían en óptimo estado mientras el resto de las construcciones se deterioraba.
La mayoría de ellas es producto de la fusión de las técnicas españolas con la habilidad e imaginación de los artesanos nativos quiteños.
Esta preeminencia de las majestuosas puertas de las casonas del Centro Histórico -todas de diseños diferentes- impulsó al diseñador Wilson Pozo a replicarlas a pequeña escala, utilizando idénticas maderas a las de las originales e imprimiendo los mismos motivos y grabados.
La tarea empieza con la recolección y el reciclaje de los elementos en diversos aserraderos, en construcciones abandonadas o derrocadas y carpinterías, explica Mariana Freire, dueña de La Covacha de Carondelet, una tienda de regalos y novedades interculturales ubicada en los bajos del atrio del Palacio de Gobierno.
Luego de ese minucioso recorrido de recolección comienza el trabajo de separar lo que vale y lo que no. Las maderas más idóneas para este trabajo son las de eucalipto aromático y cedro.
Entonces es el momento de empezar a plasmar el diseño en las maderas escogidas. Es un trabajo minucioso pues las puertitas -que miden entre 10 y 30 cm de longitud- son réplicas exactas, incluidos los accesorios como cerraduras, aldabas, goznes, bisagras y más.
Luego de que la puerta está lista en crudo, es hora de darle los toques finales: el lacado o barnizado. Este se realiza con lacas ecológicas que no son contaminantes. Dos manos de pintura son suficientes para dar el acabado final.
Casi todas las puertitas son, además de decorativas, utilitarias, pues tienen accesorios adjuntos que sirven para colgar llaves o guardar dijes. Pozo da vida a dos o tres puertas en cada jornada de trabajo.
Una última particularidad de estos objetos, dice Freire, es que su precio es asequible:
USD 15 a 18 por unidad.