Felipe Londoño, en la sala de su casa, donde se evidencia su gusto por el arte . Tiene pinturas y esculturas. Fotos: Vicente Costales / Construir
Felipe Londoño no planificó su casa a partir de un estilo o una tipología específica. El arquitecto se concentró en crear un lugar único para vivir a plenitud y lo logró.
Esa búsqueda está presente en algunos aspectos básicos que plasmó en su vivienda: integración entre los espacios interiores y exteriores, estancias que producen placer y abundante naturaleza.
Londoño considera que en arquitectura se deben dejar de lado las modas. Más que un estilo -comenta- se trata de pensar en algo que perdure con el paso del tiempo.
De ahí que defina a su vivienda como moderna, pero con su toque tradicional, aspectos que, conjugados, hacen de su espacio algo atemporal.
“Lo importante es que se viva plácidamente entre el interior y el exterior, disfrutando de la luz y del aire. Así se vuelve a una vida mucho más sana, ecológica, ventilada y, por consiguiente, limpia”.
Parte de estas preferencias son los materiales implementados durante la construcción.
Sobre esos, Londoño indica que procuró simplicidad para evitar gastos excesivos. Así también es como se logran espacios agradables.
La casa está sobre una pendiente y tiene vista privilegiada.
En su vivienda predominan la madera y los amplios ventanales. Los pisos están recubiertos con porcelanato y mármol travertino.
La funcionalidad y mantenimiento sencillo de los elementos de la casa son claves, comenta el arquitecto.
El porcelanato colocado en uno de los patios, por ejemplo, le permite una fácil y rápida limpieza. Basta un poco de agua. Para los espacios interiores encontró la calidez necesaria en el mármol.
Todos esos materiales, explica Londoño, deben generar una transición visual, evitando que se interrumpa bruscamente.
Este arquitecto procuró estética y funcionalidad también en los acabados. Prefiere detalles fuera de lo común que, además de aportar con un buen aspecto interior en la casa, resistan el paso de los años.
El estilo de la cocina es simple. Predominan los tonos claros.
Eso lo logra, por ejemplo, con paredes que tienen texturas con las que, asegura, la pintura dura 100 veces más en relación con la técnica tradicional. Esas y otras características se aplican en toda la casa.
Su vivienda cuenta con tres dormitorios, cada uno con su baño, en la planta baja. Todos tienen vista hacia la naturaleza y gozan de abundante entrada de luz natural. Una de las duchas, incluso, se conecta directamente con una población nutrida de bambú.
En la planta alta está la sala principal, que es también el estar familiar. Junto a ese espacio hay un patio cubierto con su respectivo mobiliario, que tiene acceso a la cocina.
Desde el comedor se llega hacia otro patio, que cuenta con una vista privilegiada hacia el paisaje verde que rodea la casa. En este sitio social se nota la gran pasión de Felipe Londoño: su gusto por el arte.
Pinturas de varias dimensiones ponen color y calidez a su vivienda. Están acompañadas de esculturas de diversos formatos. El arquitecto cuenta que una gran cantidad de obras se encuentran guardadas en closets.
Todos los ambientes de la casa tienen salida a exteriores, con espacios verdes.
Le gusta el “buen arte”, asegura. No importa su procedencia, ni escuela ni época. Tiene trabajos de Ochoa, Carrasco y Jáuregui, entre otros. Además, entre las esculturas, destaca una virgen española que data de 1670.
La historia de la arquitectura ha sido para Londoño el punto de mayor interés, ya que cada momento cultural ha producido situaciones nuevas. “Muestra cómo se va transformando la arquitectura”.
De acuerdo con Londoño su vivienda tiene un toque colonial. “Hay cosas de las que nunca me voy a deshacer porque sean viejas”.
En esa casa hay muchos aspectos que no son del completo interés de su dueño y creador: el metraje, por ejemplo. Para él, la comodidad se logra a partir de un concepto que logre belleza y facilidad de uso.
Esos elementos, precisamente, se conjugan en su vivienda, en Cumbayá. Se trata de una casa que deja de lado el tecnicismo para centrarse en lo humano, sin que esto deje de lado un riguroso estudio de elementos. Su casa define su personalidad: un hombre que disfruta de lo que tiene a su alrededor. Incluye comodidad, vista, placer y paisaje.