Brown Meneses propone una estética contemporánea de vivienda. Fotos: cortesía Browm Meneses, Ecuhouse y Lorena Darquea
La estética simple, el reciclaje de materiales y los estilos alternativos se vuelven, cada vez más, tendencia en opciones para la arquitectura.
La soluciones de vivienda también están entre las ideas del momento. Una de ellas es la implementación de contenedores de uso marítimo, que cumplieron con su vida útil.
Se trata de viviendas modulares prefabricadas metálicas, cuya estructura principal es de acero. Su configuración se logra a partir de la unión de dos o más módulos, aunque puede hacerse una vivienda de un solo modulo o contenedor.
Las bondades de esta tendencia van desde beneficios económicos y estéticos hasta la practicidad y la rapidez.
Daniel Moreno Flores y Sebastián Calero Larrea usan materiales livianos.
Según la arquitecta Paola Meneses, al tratarse de un sistema modular, se consigue un montaje en menos tiempo, lo que implica optimización de recursos económicos.
“Al ser un solo cuerpo estructural metálico se comporta de mejor forma ante eventos que puedan comprometer una edificación”, indica.
Meneses asegura que, en términos estéticos, se entiende que el uso franco de un material es un aporte de diseño y de identidad en un estilo.
Con ella coincide Alfredo González, gerente de Ecuhouse. Indica que brindan muchas posibilidades de imaginación a los diseñadores, ya que, aunque se parte de módulos con figuras geométricas rígidas, estas se pueden combinar, adosando unos a otros por sus diferentes caras.
Ecuhouse propone viviendas de dos plantas.
“Se pueden apilar hasta cuatro pisos de altura y usar módulos de diferentes tamaños, tipo Legos gigantes, con lo cual se daría un mejor dinamismo y estética a la construcción”.
La principal ventaja de este tipo de construcción para vivienda es el tiempo de ejecución de las mismas. Debido a su carácter prefabricado, los módulos se preparan en taller y se movilizan al lugar de destino, explica González.
En lo económico, Meneses indica que el metro cuadrado para una casa de este material cuesta unos USD 450. “En general hay dos tamaños de contenedores. Uno de 6 por 2,40 m y otro de 12 por 2,40 m. El valor varía según el estado del contenedor. En promedio, el de 12 m llega a los USD 3 500”.
González asegura que se trata de una arquitectura simple pero práctica y en tendencia.
El estilo en el exterior se puede marcar con pintura.
El arquitecto Daniel Moreno indica que para aprovechar los beneficios de este producto hay que considerar que se trata de una construcción ligera.
Por esa razón, en el montaje del modelo de vivienda se debe combinar el contenedor con materiales livianos.
Como se trata de metal, un asunto en el que hay que pensar para convertir el contenedor en vivienda es la termoacústica. González recomienda lana de roca, poliuretano de alta densidad o poliestireno expandido, tanto en paredes como en techos.
Para Moreno, en este tipo de arquitectura, y entre todas sus bondades, hay que dar valor al contenedor en su forma natural. “Entre menos modificaciones se haga al contenedor va a resultar más conveniente, ya que los cambios implican un gasto adicional y en ese caso ya no tendría sentido como una solución rentable”.
Además de ser una forma estéticamente original, el arquitecto destaca esta alternativa como la posibilidad de entender que se puede hacer vivienda con múltiples objetos.