La fachada de la casona conserva los colores originales de principios del siglo XX y los ventanales de chazas, características de la época. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
La Casa Julián guarda las tradiciones de la Costa detrás de sus portones antiguos de madera.
En marzo cumplió un año desde que la casona abrió las puertas como el restaurante del Hotel del Parque, que funciona en el Hospicio Corazón de Jesús. Ambas edificaciones son patrimoniales y están en el Parque Histórico de Guayaquil, en la vía Samborondón, a cargo de Hoteles Oro Verde.
Casa Julián se levanta en el denominado Malecón 1900, con vista al río Daule. Así conserva el entorno de la casa original que fue construida a principios del siglo XX, en las calles Nueve de Octubre y Malecón, frente al río Guayas, en el centro de Guayaquil. Perteneció a la familia del prestigioso médico guayaquileño Julián Coronel Oyarvide. Fue recibida en donación por el Banco Central en 1987 y luego, trasladada al parque junto con otras casonas patrimoniales.
El 60% de la madera de la casona es original, según el inventario. La fachada conserva los colores originales, con grandes ventanales de chazas, características del esplendor de inicios de 1900.
Las columnas y el cielo raso también son de la casona original de la familia Coronel y recibieron un trabajo de restauración. Algunos ornamentos que ya estaban destruidos se trabajaron con materiales similares de aquella época.
En el 2005 terminaron los trabajos de restauración a cargo de un equipo que dirigió el arquitecto Pablo Lee. Comenzó a funcionar como un restaurante en la planta baja y una área de exhibición en la alta.
Pero el año pasado se adecuó para el restaurante Casa Julián. El Oro Verde invirtió más de USD 400 000 en trabajos en los dos ambientes de la planta baja, interior y en el soportal; también en la alta donde funciona el salón De Julián con capacidad para 250 personas. Eso explica Francisco Baca, gerente del Hotel del Parque.
También se adaptó el sistema de aire acondicionado, elevador para servicio y se hizo cambios en los baños para mejorar la atención a los clientes, respetando los detalles patrimoniales de la casona.
En el restaurante de la planta baja la decoración incluye cortinas con papagayos que combinan con las tonalidades verdes de las paredes. Las mesas se hicieron de madera y las sillas tienen un diseño antiguo que le dan un toque único al restaurante que dispone de un menú basado en las tradiciones y costumbres costeñas.
La decoración moderna se fusiona con la estructura patrimonial de la edificación.
En la planta baja hay dos accesos. El principal que da al río y en cuyo soportal hay siete mesas con sillas de mimbre, un espacio preferido de los turistas extranjeros, según Baca.
El otro acceso está a un costado de la casona que da directamente a una amplia escalera de madera de la estructura original. En la planta alta hay un amplio salón con espejos y un piano de principios de siglo.
El chef Juan Carlos Ordóñez explica que Casa Julián ofrece platos de autor que se basan en recetas criollas ecuatorianas, que buscan contar las costumbres y tradiciones de la región.
El chef y su equipo realizaron viajes ‘río arriba’ por el Daule, lo que dio origen al nombre del menú. Así visitaron poblaciones montuvias y recogieron la tradición oral desde Guayaquil hasta Quevedo (Los Ríos). La carta de Río Arriba (Cacao arriba) recoge la cultura costeña.
En la planta alta de la casona hay espejos y un piano de la época de 1900.