Bjarke Ingels y expertos ecuatorianos dieron sus propuestas para un Quito con arquitectura sostenible

Bjarke Ingels, considerado el arquitecto más creativo del mundo, ofreció una charla en la Casa de la Música, ayer, 15 de marzo del 2018. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Bjarke Ingels, considerado el arquitecto más creativo del mundo, ofreció una charla en la Casa de la Música, ayer, 15 de marzo del 2018. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Bjarke Ingels, considerado el arquitecto más creativo del mundo, ofreció una charla en la Casa de la Música, ayer, 15 de marzo del 2018. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Aprovechamiento de materiales, adecuada distribución de espacios e integración de las edificaciones con la ciudad y las personas que la habitan fueron algunos de los principales planteamientos del encuentro de sostenibilidad urbana que se realizó ayer, jueves 15 de marzo, en Quito. El protagonista de la tarde fue el arquitecto danés Bjarke Ingels, considerado el más creativo del mundo.

A través de sus propias propuestas arquitectónicas y de un análisis de la ciudad, Gonzalo Diez, Christian Wiese, Tommy Schwarzkpf y Bjarke Ingels expusieron la posibilidad de un Quito sostenible para el futuro. El encuentro se desarrolló en la Casa de la Música. Hicieron énfasis en el aprovechamiento de materiales nobles, que permitan una construcción de calidad, a través de detalles.

El arquitecto Gonzalo Diez, de Diez + Muller Arquitectos, mencionó dos puntos importantes a partir de los que se puede hablar de sostenibilidad local: los materiales y las manos que trabajan con ellos.

Explicó que en el país se cuenta con materiales tradicionales, que además de ser funcionales son parte de una identidad social. La piedra, la madera, el ladrillo, el adobe, el tapial y la teja, entre otros, serían alternativas para aprovechar ese legado local.

Para Diez, al igual que los materiales, la mano de obra nacional que los prepara es fundamental en la arquitectura contemporánea, para hablar de una ciudad sostenible, ya que son personas que mantienen la tradición a través de su trabajo.

A estos papeles se suma el de las nuevas generaciones responsables de la construcción y la arquitectura. A ellas se dirigió el arquitecto Christian Wiese, quien enfatizó en la importancia de sembrar los preceptos de una ciudad sostenible en los estudiantes de arquitectura. Él propuso “los cinco principios de hoy para el Quito del mañana”.

Lo primero que hay que hacer, a decir de Wiese, es liberar la construcción en planta baja y planificar el crecimiento en altura, con espacios distribuidos estratégicamente. El segundo punto consiste en la implementación de edificios de uso mixto, con comercio, oficinas, vivienda, etc.

La incorporación de plazas y jardines como elementos fundamentales de las edificaciones fue el tercer planteamiento del arquitecto. Estos permitirían la articulación de espacios y la existencia de zonas libres. Para Wiese, “lo más importante en arquitectura es lo que no se construye”.

Entre las cinco propuestas también ubicó al atrio dentro de una construcción. Este daría la posibilidad de que la ciudad ingrese a la misma y haya una interacción con el entorno exterior. Y finalmente mencionó a la conciencia de la necesidad de un Quito sostenible, que posibilite la implementación de todas las estrategias posibles para lograrlo.

Por su parte, el gestor de este encuentro urbano sostenible, Tommy Schwarzkopf, se refirió a la importancia de pensar en la calidad de vida como prioridad para hacer ciudad.
Entre las formas de lograrlo mencionó la necesidad de rodearse de espacios verdes, que integren las construcciones a la ciudad, de manera que los ciudadanos no permanezcan como entes aislados de la arquitectura de la misma. “No construimos solo para quien usa las edificaciones sino también para quienes las miran desde afuera”.

La última intervención fue la del danés Bjarke Ingels, quien mostró las posibilidades de hacer ciudades más responsables a través de sus proyectos.
En estos no solo predomina la importancia de lograr hermosas fachadas o volúmenes, también interesa integrar las construcciones al ecosistema de la ciudad para que operen en conjunto.

Para el danés, los arquitectos deben tener presente que el mundo cambia constantemente, y con ese cambian las necesidades, las actividades de la gente y surgen nuevos problemas a los que hay que dar soluciones.

Entre las muchas formas de hacerlo mencionó la optimización de los espacios, duplicando o triplicando su uso habitual. Así también, habló de la importancia de crear zonas de libre circulación en las construcciones y, a través de esas, extender la vida de la ciudad hacia espacios naturales como las bahías o las zonas verdes.

En la jornada también intervino Álvaro Maldonado, secretario de desarrollo productivo y competitividad del Municipio de Quito.
Él expuso los detalles de Quito Invest, una iniciativa de la entidad que dirige la planificación, monitoreo, y evaluación del desarrollo productivo, las inversiones y la competitividad en el Distrito Metropolitano de Quito.

Esto se hace a través del fomento de empleo, la competitividad, la inversión productiva, la exportación, la innovación y el desarrollo tecnológico para la generación de valor agregado, promoviendo alianzas estratégicas con el sector privado y ejerciendo la regulación y promoción del desarrollo de la actividad turística. Esto se planteó como parte de un Quito sostenible.

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Como parte del diálogo sobre sostenibilidad, Uribe y Schwarzkopf anunció la construcción de un nuevo proyecto que llevará la firma de Bjarke Ingels.
Se trata del edificio Iqon, al que el representante de la constructora y el arquitecto danés pusieron como ejemplo de construcción sostenible para la ciudad.

Entre algunas de las características que lo hacen parte de la propuesta urbana del futuro, el Iqon contará con una huella responsable y estética; confort térmico, acústico y lumínico; integrará el edificio con el parque La Carolina, mantendrá eficiencia en el consumo de agua, facilitará la movilidad de vehículos eléctricos con puntos de carga, brindará espacios para el uso de bicicleta y contemplará la implementación de materiales artesanales, más del 50% de materiales locales, con certificaciones.

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