La disposición espacial de los techos de las casas permite recoger las aguas lluvia. Fotos: www.plataformaarquitectura.com
TYIN Tegnestue es una organización sin fines de lucro que hace trabajos humanitarios a través de la arquitectura. TYIN funciona con cinco estudiantes de arquitectura de Noruega y los proyectos son financiados por más de 60 empresas de su país, así como a través de contribuciones privadas.
Desde el 2009, la organización ha trabajado en la planificación y construcción de proyectos en Tailandia, explica el portal chileno Plataforma Arquitectura.
Su objetivo: desarrollar proyectos que puedan mejorar la vida de las personas en situaciones difíciles. A través de una amplia colaboración con la población local y el aprendizaje mutuo, estos proyectos tienen un gran impacto social.
Los bambúes se utilizan como parte de las ventanas.
En 2008 viajaron a Noh Bo, un pequeño pueblo en la frontera entre Tailandia y Birmania. La mayoría de los habitantes son refugiados y muchos de ellos niños. Estas fueron las personas con las que quisieron trabajar.
El noruego Ole Jørgen Edna de Levanger creó un orfanato en Noh Bo en 2006 y necesitaba nuevas instalaciones para acoger a más niños. El refugio partió con 24 niños y el 2009 ya tenía más del doble. Su razón social: Soe Ker.
La estructura de la vivienda es de madera del sitio.
El punto de partida del proyecto era recrear de alguna manera una situación más normal de vida para los niños. “Queríamos que cada chico tuviese su propio espacio privado, una casa para vivir y un barrio donde interactuar y jugar. Estas seis unidades dormitorio son nuestra respuesta a esto”, afirmó Jørgen Edna a Archdaily.
Las casas fueron llamadas Soe Ker Tie (casas mariposas en tailandés). Y su sistema constructivo es una verdadera innovación, ya que se basa en diversos tipos de bambú, tanto para las mamposterías como para los accesorios como cubreventanas.
El carrizo (tipo de bambú) se utiliza en las paredes.
La técnica es la del bambú tejido. La mayoría de este material -que incluye la variedad que en Ecuador se conoce como carrizo-, se cosecha a pocos kilómetros del sitio.
La estructura de madera es prefabricada y ensamblada en el lugar, y la mayoría de los materiales fueron entregados por la Unión Nacional Karen. Los volúmenes fueron elevados del suelo sobre neumáticos viejos, para evitar problemas con la humedad y la putrefacción de los materiales. La forma de los techos permite una ventilación natural eficaz, y al mismo tiempo permite recoger el agua de la lluvia.
Seis meses les costó aprender el sistema a los nativos de Noh Bo, para colaborar de forma efectiva y eficiente con los arquitectos.