A Florence Thomas, por Amparo

La excesiva carga feminista, que permanentemente llevan los artículos de la Sra. Thomas, no justifican de manera alguna, el ‘ataque’ -de pronto y porque sí- contra la actriz Amparo Grisales, debido al ‘pecado’ de querer mantenerse bella a sus 60 -y yo corrijo- bellísima! Estudiaba en mi universidad en Medellín, durante los setenta, viendo a la guapa Amparo iniciar sus actuaciones en telenovelas y películas y disfruté de su irreverente carácter, audaz y emancipado, en épocas que exigían mayor ‘recato’… Hace 15 años, más o menos, estando en Bogotá en casa de la familia Núñez, en cálida recepción social luego de una apoteósica corrida de toros, de pronto ella apareció… y no pude evitar decirle que muchos años atrás, había sido una de mis ‘divas’ pero que ahora estaba tan bella o más que antes. Pude comprobar durante amena charla, que era además, instruida y de muy agradable conversación, lo cual la hacía doblemente atractiva. Amparo es algo así como la Cher colombiana, o sea: estrella e ídolo por siempre. Suena un poco grotesca la alusión de la Sra. Thomas, respecto a “lo que hayan hecho o dejado de hacer, sus muslos y nalgas”, creo que ahí, ha invadido innecesariamente el campo de lo privado, por más estrella o personaje público que Amparo pueda ser… Finalmente, hacer una apología sobre las arrugas y flacidez, como la ‘única’ manera digna de llegar a los años maduros, parece un despropósito que da la sensación de esconder cierto desencanto por no haber podido evitar esa circunstancia…Estimulo a todas las guapas de 50 o 60, para que hagan lo posible por mantenerse bellas, en la certeza de que, la combinación madurez-belleza, genera un atractivo, muy pero muy singular.

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