Las modelos lucen diseños de Jacqueline Muñoz, Huarmi Maqui y Tribu. Fotos: Vicente Costales / CHIC!
La moda étnica ya no es una tendencia con fecha de expiración ni son ‘souvenirs’ que viajan a América del Norte o Europa. Es parte de la revalorización del trabajo manual y de las técnicas que se heredan como tradiciones identitarias en diferentes grupos étnicos.
Los diseñadores han encontrado en las comunidades de artesanos de Ecuador la oportunidad de colaboraciones para la creación de prendas y accesorios que no se repiten. Lo hecho a mano tiene texturas y formas que en la producción masiva no se permite, pues predomina el concepto de la reproducción exacta de un mismo diseño.
En el desfile organizado por Galería Ecuador, en la Feria Texturas y Colores (que se realizó del 15 al 17 de diciembre del 2017 en el Centro de Convenciones Bicentenario), participaron 10 marcas que son visores de las tradiciones de las pequeñas comunidades de la Sierra.
Uno de estos emprendimientos se encuentra en Peguche, donde se elabora Huarmi Maqui. Matico Lema y Paola Quinche tejen en telar manual chales, bufandas y ponchos con algodón, lana de oveja y de alpaca. Los diseños de Huarmi Maqui se adaptan y realzan a la vestimenta urbana contemporánea.
Cerca de Peguche, en Otavalo, Verónica Díaz trabaja con artesanos en la realización de textiles que serán usados para la fabricación de alpargatas de la marca Verid. La diseñadora quiteña también tiene una línea de ropa que se inspira en los paisajes naturales y arquitectónicos ecuatorianos.
En Zuleta, Imbabura, Teresa Casa borda flores de colores vibrantes en blusas blancas o negras, de cortes modernos.
En Quito han nacido varias marcas que se inspiran en los gráficos precolombinos y en las texturas de la vestimenta indígena. Jacqueline Muñoz hace ponchos y pashminas en las que predominan los colores tierra, como un homenaje al Ecuador ancestral.
Hilana, por otro lado, usa hilos de origen natural para abrigos diseñados para la ciudad, pero con toques que demuestran la diversidad del país, como los botones de tagua o de coco, que vienen de las comunidades de la Costa.
Tribu es una marca quiteña que tiene dos líneas: una de indumentaria y otra de accesorios. Sara Reinoso diseña prendas de estilo urbano con materiales como el algodón. Haidé Reinoso hace bolsas, carteras y otros artículos. Los elementos étnicos, como el uso de iconografía ancestral o de detalles en tagua, son característicos de esta firma.
Savia, Kitu y Pústukus son otras marcas quiteñas que toman elementos de las diferentes etnias que se concentran en la capital o de los paisajes para la creación de moda local.
Otro destino para este diseño es Chimborazo. 72 mujeres de Pulinguí, cerca de Guano, se asociaron para vender y exportar los tejidos que hacen a mano con lana de alpaca. Chales, ponchos, vestidos, chalecos y gorros son algunos de los productos de esta asociación, que nació en 1996 con fines agrícolas. Desde el 2014, el grupo de mujeres se capacita en la creación de ropa, como una alternativa de ingresos.