Como para celebrar con estruendo los 10 años de la guerra del Cenepa, veloces aviones surcan la selva ecuatoriana rascando las copas de los árboles. Buscan afanosamente al temible enemigo que esconde su poderosa guarnición entre árboles y monos. El escurridizo líder rebelde es un chiquito que antes vivía en la Asamblea y ahora teme por su vida en la selva. Cuida con celo sus mortíferos pertrechos: cuatro bodoqueras huequeadas, 10 lanzas mochas y cuatro escopetas viejas que son el cuco de tórtolas y conejos. No serían tan letales si no estuvieran manejadas por las manos portentosas de 6 ‘lluchos’ y sanguinarios soldados que en vez de llamarse boinas rojas, se han puesto el insignificante apodo de Wios (hormigas).