Se ha destapado un avispero en China, el primer ministro Wen Jiabao ha sido pillado en un levante familiar de unos USD 24 mil millones, fortuna descomunal e inaudita en un país comunista-socialista, fortuna cuyo origen es, simplemente, el poder totalitario y el nepotismo, ojalá el desenlace en los próximos días sea en beneficio de la moral del pueblo chino. Sin embargo no puedo dejar de lado la tentación de hacer un parangón con nuestro país. Se ha consumido un presupuesto revolucionario de unos USD 140 000 millones, exonerado de todo control y fiscalización, y, pensando siniestramente mal, al cómodo 10%, serían un reparto de USD 14 000 millones, y al deleznable 5 % serían USD 7 000 millones, es decir, algo más o menos equivalente al monto que levantaron los banqueros corruptos en el feriado bancario. Esto es lo que deberá transparentarse cuando se restablezca la República, la moral y la justicia, por ello el inocultable terror a ser desarraigados del poder, porque cuando deban rendir cuentas, dentro o fuera del país, cuando llegue la auténtica revolución moral, que es la única que requiere este país. Por ello, me llama la atención aquella gran propaganda que lanzan de que: “Los honestos somos más”, con la que estoy de acuerdo. El problema es que los honestos no estamos en el poder.