El incremento del bono de desarrollo humano será financiando con impuestos a las utilidades de la banca, misma que en los años del régimen de Correa ha obtenido utilidades extraordinarias. Es una propuesta inmoral porque esas utilidades han sido producto de los intereses gravados a toda la ciudadanía que opera con el sistema bancario. En otras palabras, el Estado pretende compartir el producto de los intereses que han grabado los bancos a los usuarios y que han producido ingentes utilidades, en lugar de controlar esos excesos. Prefiere beneficiarse políticamente con un impuesto a los ciudadanos y a los medios de producción o fuentes de empleo, quienes pagarán más por servicios bancarios. La banca es convertida en intermediaria de la voracidad de un monstro burocrático incapaz e indolente con los recursos públicos. Con ese estilo de gobierno, no hay ingresos que alcancen. Paradójicamente, a mayores intereses menor crédito y emprendimiento y consecuentemente menor oferta de empleo digno.