Por todo lo que se ha visto en estos últimos días, ¿cuál sería el camino más idóneo para encontrar una solución efectiva y definitiva al problema de la violencia y la inseguridad en el país? En estos precisos momentos, el Presidente debería esforzarse mucho más seriamente a fin de lograr una propuesta que se base en el respeto a la dignidad de las personas, lo cual abordaría la multidisciplinariedad que abarca dicho problema desde una visión amplia que considere el respeto a la dignidad de la persona -lo cual de ninguna manera viene ocurriendo ahora en el país- y, sobre todo, que genere la posibilidad cierta de que se produzca un debate en la familia, en el aula, en el sistema educativo en general; en definitiva, en la vida cotidiana, a efectos de ir en la búsqueda de un Ecuador menos violento, más pacífico, más justo y más humano. Sin duda, la sociedad reclama que se den otras alternativas, entre las cuales no puede ni debe faltar el aporte ciudadano a la sociedad. En este sentido, existe un desafío muy grande que hay que profundizarlo como vía de acceso al problema, y ese desafío creería que puede ser: la educación para la paz, disciplina que perfectamente debería incluirse y dictarse en escuelas y colegios.