Aunque tarde para los caídos y los heridos en las confrontaciones en Ucrania y sus familiares, la intervención de la UE y sus sanciones fue crucial para lograr el fin de las hostilidades con un acuerdo de elecciones anticipadas; el regreso a la Constitución de 2004, adoptada luego de la Revolución Naranja y cambiada por Yanukóvich para tener un sistema “presidencialista” en lugar del parlamentario que regía; y la conformación de un Gobierno de Unidad Nacional. Pero lo más importante fue el papel heroico de los ucranianos que no aceptaron un sistema autoritario y su determinación de no volver al pasado de la URSS, fresco en la memoria.
Felicitaciones al pueblo ucraniano que otra vez ha demostrado su valentía y su honor, que sirven de ejemplo para el mundo. Han enviado un fuertísimo mensaje a los amantes de la democracia sobre lo que un pueblo puede lograr y a los amantes del autoritarismo, que sus excesos no serán tolerados. Oremos por los caídos y sus familiares y por una Ucrania libre.