Mientras Siria se desangra a vista y paciencia de todos, el mundo contempla horrorizado el incremento absurdo en la venta de armas, en cifras tan enormes que sinceramente no alcanzo ni siquiera a imaginarlas. EE.UU. y Rusia encabezan la negra lista de vendedores.
No sé por qué nos asombramos de los tiroteos en países industrializados, donde para ellos es tan difícil comprar un arma de fuego, como para nosotros comprar una caja de chicles, en la tienda de la esquina.
Avergüenza que mientras unos se llenan los bolsillos de verdes billetes, otros se llenan de plomo en sus entrañas. ¡Paradojas del nuevo milenio!