En días pasados EL COMERCIO en la bien vista sección, La Historia en Imágenes, publicó una fotografía verdaderamente histórica, para el valle de los Chillos. En el año 1971, en el atrio de la iglesia de Sangolquí, con la presencia del presidente de la República Dr. José María Velasco Ibarra, el Consejo Provincial de Pichincha, encabezado por el Dr. Álvaro Pérez Intriago, firmó el contrato de la construcción de la autopista, que más tarde se denominaría Rumiñahui. Absortos y escépticos, con ojos de curiosos jóvenes presenciábamos, sin imaginar lo trascendental del hecho. Para esa época, el valle y la capital se unían por la sinuosa y pintoresca vía Sangolquí, Conocoto, Quito, quienes por estudio o trabajo viajábamos a diario y en buses públicos, el periplo duraba una hora.
Han transcurrido algo más de cuatro décadas, el crecimiento y desarrollo no ha sido armónico: por un lado se nota la laboriosidad de sus vecinos y la inversión privada y, por otro, la falta de previsión de sus gobernantes seccionales; no se pueden autorizar los proyectos de vivienda a diestra y siniestra sin atender eficientemente los servicios básicos, la vialidad y movilidad. Un viaje a la capital es un tormento y se emplea mucho más tiempo que hace 40 años.
El cuello de botella del Farina y el cobro del peaje, son los mayores obstáculos: el primero está en ejecución la parcial solución y el segundo, debe automatizarse o desaparecer pues, existe jurisprudencia en la eliminación del cobro en la autopista Manuel Córdova Galarza.