El 2 de julio me dirigía hacia mi hogar en el valle de Los Chillos, finalmente los vientos de verano invadían las calles de Quito y consideraba que por dos meses, salir hacia mi casa no era una experiencia traumática donde me quedaba atrapado en el tráfico por una hora y media para llegar al peaje, sino me invitaba a soñar con un viaje sereno que no tomaba más de 20 minutos.
Pero los sueños de superar el tráfico con la presente administración municipal solo pueden llegar a quedar en un plano inmaterial, ya que al llegar al sector de la Marín el carril del trole que servía para descongestionar enormemente al sector estaba cerrado, cuando pregunté a las autoridades municipales por qué de tan aberrante decisión, lo que recibí como respuesta de estos ejemplares funcionarios públicos revolucionarios, fueron insultos a todo pulmón.
El mencionado carril estaba habilitado por la Policía Nacional cerca de dos años y descongestionaba la zona centro que en horas pico se cruzaba en 10 minutos, contrapuesto a los 45 minutos que toma ahora con la brillante decisión de aquellos que consideran que los vehículos privados y el trole no pueden coexistir por minúsculos 400 m; en una ciudad que sufre mucho con el tráfico se siguen tomando decisiones que no persiguen el bien común ni la lógica. Tristemente para algunos amantes del verano como yo manejar cuatro veces más de lo normal y salir insultado por preguntar sobre mi derecho a resistirme a geniales decisiones no es ni jamás será el Quito que queremos