Del Embajador de Turquía

Me dirijo en relación con el artículo titulado ‘A los 100 años de otro genocidio’, publicado en la revista Familia de EL COMERCIO, el 5 de julio del 2015.

He compartido, en varias ocasiones, el enfoque de Turquía en relación con este tema. Me gustaría destacar algunos de mis puntos con más explicación respecto de los argumentos presentados en el artículo mencionado.

A pesar de que los recuerdos y narraciones de los pueblos turco y armenio sobre los eventos de 1915 son diferentes, Turquía ha puesto en relieve las consecuencias inhumanas de las políticas de reubicación esencialmente forzadas bajo las condiciones de la Primera Guerra Mundial. Las políticas de reubicación se llevaron a cabo principalmente en los territorios orientales del Imperio Otomano, donde los bandidos armenios, uniendo fuerzas con el Imperio Ruso zarista, lucharon en contra los otomanos para crear una patria armenia étnicamente homogénea en los territorios donde los musulmanes otomanos constituyeron la mayoría. Durante aquel período, todos los pueblos del Imperio Otomano sufrieron incluyendo turcos y armenios, y muchas vidas inocentes se perdieron, musulmanes y cristianos por igual.

En este sentido, Turquía comparte el sufrimiento de los armenios. Esto ha sido claramente establecido a nivel del Presidente y el Primer Ministro de Turquía, así como con motivo de la ceremonia en el Patriarcado Armenio de Estambul el 24 de abril de 2015, con la participación de los miembros de la comunidad armenia de Turquía.

El papa Francisco, durante su memorable visita a Ecuador, hizo hincapié en la importancia del diálogo como uno de los principales elementos de su mensaje. Creemos que los pueblos turcos y armenios -como dos naciones antiguas- pueden demostrar la sabiduría para entenderse unos a otros, sobre todo a través del diálogo, y poner fin a la enemistad que ha mantenido nuestras relaciones cautivas.

Durante el Imperio Otomano, los armenios no solo tenían un estatus privilegiado que gozaba derechos religiosos, culturales y cívicos, sino también eran ministros, parlamentarios y embajadores del Imperio, igualmente con su identidad cristiana.

No existe un consenso político, científico o jurídico para describir los acontecimientos de 1915. El tema es una cuestión de debate académico legítimo. ‘Genocidio’ es un término legal, establecido en virtud de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de 9 de diciembre de 1948, por un delito muy específico que requiere una decisión de un tribunal internacional competente. Tal decisión de un tribunal solo existe para el Holocausto, Ruanda y Srebrenica.  

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