Las tumbas y los difuntos

El 2 de Noviembre de todos los años se recuerda el Día de los Difuntos. Cuando éramos niños, en la escuela; mi madre era también mi profesora, en estas fechas siempre a sus alumnos nos llevaba a visitar el cementerio municipal, para observar y mirar como arreglaban las tumbas sus familiares. Nosotros los alumnos de la profesora Srta. Ubaldina, formados de dos en dos íbamos al cementerio, santiguándonos en silencio con temor respetando a los muertos.

La maestra nos decía “aquí están enterrados muchos papacitos, muchas mamacitas, abuelitos, jóvenes y niños mucha gente y sus familiares vienen a dejarles rodas, flores, tarjetas.

Los alumnos recorríamos en silencio las estrechas callecitas veíamos muchas cruces y nichos blancos. La profesora nos decía que los muertos aquí descansan en paz, hasta cuando Dios les llame a su lecho de amor. Esta observación del cementerio era el deber para la siguiente clase.

Lo que no me imaginaba en ese entonces, cuando era un niño, que el Señor nuestro Dios a la Señorita, que era mi madre, algún día la llevaría a su lecho y esta composición hoy me toque con amor escribirle a mi mamá y a todas las mamás del cementerio.

Suplementos digitales