Venezuela está partida en dos mitades: unos que quieren el progreso, la libertad, la prosperidad; y otros que anhelan la igualdad de resultados, la vagancia, la vida fácil, la ley del menor esfuerzo. Así, con Capriles, están los ciudadanos que quieren un cambio de rumbo; quienes han sido víctimas del hiperactivismo estatal; con Maduro, aquellos a quienes el socialismo marxista, nacionalista y ultrapopulista, les ha concedido prebendas y privilegios, en forma de subsidios, latisueldos, viáticos y a la voz abusiva de ¡exprópiese…!
Resultados: una economía totalmente dependiente de la renta petrolera y las importaciones; golpeada por el déficit público, la inflación galopante, la escasez de productos básicos, la falta de divisas, la devaluación, los apagones, y los altísimos índices de criminalidad.
Se trata por tanto, de un coctel explosivo y polarizado, con peligro de guerra civil. Todo gracias al funesto socialismo populista: histórico y añejo fabricante de miseria, odio, división y “lucha de clases”. Mi solidaridad con Venezuela, ante tan triste situación; y me sumo al pedido de EE.UU., la Comunidad Europea y la OEA, para que se abran las urnas.
Pablo Zambrano Pontón