Con angustia leo sobre el proyecto de instalar torres de alta tensión en el trayecto entre el Cantón San Vicente y Canoa en la llamada ruta del Spóndylus. Me llama la atención que cuando se habla de promover el turismo y explotar la belleza natural de varios lugares del país, no se piense que esta hay que cuidarla y, como en el caso Yasuní, es sólo palabrería, pues cuando hay intereses mayores el tan comentado fomento del turismo queda rezagado.
No hay duda que las susodichas torres son una necesidad pero habría que pensarse en colocarlas en lugares que no afecten ni el paisaje ni la salubridad del ambiente. Estudios apropiadamente realizados podrían indicar cuál sería su mejor localización respetando aquello que constituye el verdadero atractivo.