Para los pobladores de Tocachi, Elisabeth Behringer era su madre. Les dio vida, cariño, cuidados, alimento. Les enseñó cómo desenvolverse en el mundo. Para mí, fue un ángel. Me enseñó lo valioso de la vida humana, su dignidad, cómo ser solidarios, cómo amar con obras. Tenía mucho de divino. Murió a los 81 años, el pasado sábado, luego de cerca de cuarenta años de labor por los más necesitados. Invitada por el Dr. Rodrigo Fierro a colaborar para erradicar el cretinismo, por mala alimentación y falta de yodo, ella fue mucho más allá.
Se entregó en alma, vida y corazón. Como verdadera madre cuidó de muchos niños dándoles alimentación y educando a sus madres, enseñándoles labores manuales de bordado y tejido. Como presidenta de la Fundación Creciendo Juntos por el Ecuador tenía a su cargo más de 50 niños en sus guarderías y 20 adultos mayores. Tocachi se queda huérfano, su ángel se fue. Su fundación necesita de otro ángel protector.