La única forma de generar riqueza a largo plazo es a través del cambio tecnológico. Esto es un axioma y aquellas sociedades que desprecian o no comprenden la importancia de la ciencia y tecnología, determinan un destino de economías incompetentes y pobres. Aunque un proceso imperfecto por la herencia cultural que arrastramos, en los últimos años hemos sido testigos de la dignificación de la vida académica y científica en Ecuador. Pero son constantes las expresiones de rechazo o incomprensión frente al hecho de que este país necesita universidades competitivas, con profesores de experiencia académica internacional y que contribuyan a producir riqueza. No los grandes colegios profesionalizantes que ha sido todo lo que tenía Ecuador durante la mayor parte de su historia. Ahora que nos enfrentamos a un proceso electoral en donde habrá candidatos con escasa experiencia académica (p. Ej. cantantes, futbolistas, talentos de televisión, payasos, etc.), observaremos si nuestra sociedad exige tecnocracia o se define por la tecnofobia. Quienes por años han renegado de una visión tecnológica y científica de la universidad, posiblemente estén por cosechar lo sembrado.