Los autores de la película documental “Alberto Spencer, ecuatoriano de Peñarol”, Nelson Scartaccini y Paúl Venegas, queremos denunciar la actitud poco profesional de dos periodistas de EL COMERCIO en dos artículos puntuales difundidos en dicho medio, en los cuales se denota una clara persecución y una parcialidad manifiesta de parte de los autores de los artículos.
En la nota “Documental sobre Spencer” del 9 de abril de 2014, firmada por Fausto Zambrano, se desacredita maliciosamente al documental con frases como: “Fue presentado a la prensa en un local improvisado de la Flacso, sin siquiera apagarse la luz”. Nos preguntamos ¿qué es improvisado para el señor Zambrano? Acaso ¿el hacer el “avant premier” para los medios en una institución de estudios donde se enseña la cultura y las letras es improvisación? Más allá de esta actitud fuera de lugar del autor de la nota, está claro su malestar personal al afirmar que: no se han aprovechado en su totalidad las biografías de Spencer en sus versiones uruguaya (de Nilo Suburú) y ecuatoriana (de Fausto Zambrano).
¿Nos quieren decir que si no usamos a los redactores de EL COMERCIO como fuente para nuestra investigación es esta incompleta? Pues sepa que no usamos el testimonio del señor Zambrano, porque a nuestro parecer no aportaba en nada al relato, como sí lo hizo cierta información de la biografía que él escribió.
En la nota “Grave error en la película de Alberto Spencer”, editada (sic) el 13 de abril por Alejandro Rivadeneira, se repite el odio mal sano hacia el documental, nuevamente se menciona que el no uso de las fuentes que para EL COMERCIO, o quienes escriben los artículos de turno, es un error, citando: “Error garrafal: el biógrafo oficial del gran ‘Cabeza Mágica’ no participó en este documental sobre el delantero más exitoso de la historia del Ecuador”.
Volvemos a preguntar ¿quién les da atribución a los señores Zambrano y Rivadeneira de calificar la veracidad de una investigación biográfica? Nos quejamos de la libertad de expresión pero al mismo tiempo atacamos a quienes intentamos exponer una investigación o un documental, como en este caso. Lamentable que el medio de comunicación tan respetuoso que ustedes dirigen pida una cosa y haga otra. Seguramente los comentarios de los citados autores no corresponden al pensamiento ni a la línea editorial de EL COMERCIO, por lo cual pedimos a ustedes se publique nuestra verdad.
Paradójicamente consultamos esas y otras biografías que tal vez ellos no conocen, pero sobre todo nos basamos en más 80 entrevistas, en testimonios vivos y sensibles, no escritos. El cine no es Wikipedia, se hace con emociones y sensaciones, no con estadísticas.
Es desalentador para el cine nacional que periodistas con clara visión parcializada se improvisen en críticos de cine y ahuyenten a los espectadores de las salas hablando desde esa mirada tan personalista y oblicua.
NOTA: Publicamos esta carta pese a que esa supuesta ‘denuncia’, como dicen los firmantes, no cabe, como tampoco la rectificación ni la réplica por tratarse de opiniones que la Ley no regula y son libres de sus autores. Los firmantes de la carta debieran saber que el señor Fausto Zambrano no es colaborador de EL COMERCIO, sino que envió una Carta a la Dirección.
Sorprende además que los autores no sepan observar la amplia cobertura que ha prestado este Diario al citado documental.