Una madre afligida dirige una carta al no poder sufragar los costos en un colegio X. El problema no es únicamente el juego del poder que prometió cero costos en la educación pública, yendo más allá cuando pretendieron que ciertos colegios eliminen cobros. El asunto se complica cuando la retórica del momento no miró que el ofrecimiento era utópico en un país y un Estado necesitados de todo, donde además la calidad, con costos asumidos totalmente por el Gobierno es solo un mito. Cuando esa madre despierte a la dura realidad, le tocará la triste tarea de retornar con sus ilusiones a un colegio público cero costos y también oportunidades mínimas.
No es justo ni decente jugar con los deseos y aspiraciones legítimas del pueblo , someternos a las dádivas; sino que, debemos aceptar que el Estado paternal fracasa, que debe fomentar inversión y trabajo, únicas formas para que la gente deje de soñar, aprenda a incrementar sus ingresos y pueda pagar los costos que el Estado no puede.