Democráticamente, los escoceses decidieron No separarse del Reino Unido. Es un No condicionado a las reformas que el primer ministro inglés, David Cameron, les prometió y que deberá cumplir a como dé lugar. Factor decisivo para que el No ganara fue la amenaza de las grandes corporaciones y bancos ingleses de salir de Escocia si se daba la secesión. Es que se trata de amenazas con un triste precedente: la provincia francesa de Québec en Canadá. Allí, frente al solo anuncio de una posible independencia, las multinacionales mudaron sus operaciones a la provincia de Ontario causando desempleo y pobreza en Québec. El No se impuso entre los votantes, pero el daño estaba hecho. En contraste, hoy Ontario es una región muy rica y, por ejemplo, Toronto, su capital, es la ciudad con más rascacielos en construcción en el planeta. Independentistas catalanes aseguran que no es lo mismo separarse de países ricos como el Reino Unido o Canadá, que de una España en crisis.