La ampliación de la vía E35 entre El Colibrí y Tababela es una solución vial incompleta. Si el objetivo es facilitar la comunicación del nuevo aeropuerto con Quito, esta ampliación ayudará a los usuarios del sur de la ciudad que podrán utilizar la avenida Simón Bolívar para bajar a los valles por la autopista General Rumiñahui o la avenida Interoceánica, y desde estas empatar a la E35 hacia el nuevo aeropuerto. Ninguna de estas dos vías están siendo acondicionadas realmente para el nuevo tráfico, pues todas las obras son solamente para dar movimiento vial a los lugares de intervención, algo más en la Interoceánica y prácticamente nada en la General Rumiñahui. Sin embargo, lo preocupante del sistema vial al nuevo aeropuerto es la ninguna habilitación de la vía E35 en el tramo entre El Colibrí y Tambillo, que va a recibir todo el tráfico pesado del sur de Quito y de las provincias al sur de Pichincha, con destino tanto al nuevo aeropuerto como al norte del país. Ninguna autoridad se ha pronunciado sobre esto. Al congestionar deliberadamente esta ruta, el tráfico que actualmente la usa para no entrar a la ciudad, volverá a usar la Simón Bolívar para evitar el tráfico pesado que obligadamente debe usar la E35 para llegar al aeropuerto. Y el tráfico liviano que usa la ruta para movilización entre las poblaciones de San Rafael, Sangolquí, Amaguaña, Tambillo y otras más al sur, e incluso al sur de Quito, no tendrá más alternativa que soportar el tráfico pesado en una vía de un carril por cada sentido, con importantes concentraciones poblacionales al costado de la vía, varias escuelas, muchas industrias y paraderos de venta informal de alimentos (y hasta un mercado de animales vivos). Seguramente las autoridades volverán su vista a esta realidad solamente luego de varios accidentes, inundaciones, deslaves y cuando el clamor ciudadano así lo exija. Hasta tanto, que viva Tababela sin vías de acceso. ¡Qué viva Tababela!