Es apenas una sensación de libertad y más no la vigencia plena de ella, lo que actualmente percibe y vive el país con este Gobierno.
Es una situación que ha tendido a agudizarse dramáticamente, como acaba de suceder, por sólo poner un ejemplo, con el caso Bonil y el diario El Universo; y aquello se viene dando, entre otras cosas, porque el Presidente persistió en querer imponernos –y vaya que lo consiguió-, una Ley de Comunicación amordazadora, lo que ha generado un comprensible y tremendo malestar en la ciudadanía, la cual, definitivamente, ya no puede expresar de manera libre, espontánea y democrática sus ideas, opiniones, y en última instancia su palabra, a pesar de las, en apariencia, convincentes razones y argumentos que suele esgrimir el Jefe de Estado.