A propósito de los escándalos por títulos falsos, títulos fáciles y más perlas de estos tiempos surgen inquietudes; por una parte, la burocracia del país está obsesionada con la búsqueda de títulos de todo tipo así como certificados de asistencia a cursos, simposios, seminarios, etc. Por otra, el sistema está diseñado de tal manera que se tiene que obtener una carpeta “gorda” para poder acceder al empleo público y ascender en la jerarquía sin importar la calidad de los pergaminos, cuentan cuantos tienen, no cómo y dónde los obtuvieron.
Esto de los títulos chimbos no es nuevo, se han dado casos en otros gobiernos, se recuerda el de un ministro del sector energético que se decía profesional de una universidad inglesa de prestigio cuando ni egresó ni se graduó de la misma en ese entonces. ¿Tanto les cuesta ser señores, tanto les cuesta ir por la vida con ese honroso título y sin tanto pergamino? Burócratas o no, es más importante ser señor, el país requiere más de estos que gentes con múltiples pergaminos y poca ética, más señores y menos sinvergüenzas.