Después de haber leído en la página 5 de EL COMERCIO, del 6 de este mes, la crónica: “Coqueteo entre el Gobierno y la Conaie en medio de críticas”, en la que se afirma que usted ha ratificado: “que están abiertas las puertas del diálogo con cualquier actor del país, en función de los intereses nacionales”, me apresuro en expresarle que, después de haberle solicitado a usted, por medio de sus secretarios, por varias ocasiones y en mi calidad de Presidente Nacional de la Confraternidad Carcelaria del Ecuador, una audiencia para tratar la clamorosa situación de las cárceles de nuestro país, sin haber recibido respuesta alguna de su parte, me veo obligado a deducir que existe en su derredor una cerca infranqueable de alambre de púas, que impide que usted pueda tener contacto con sus conciudadanos.
Ante esta realidad y como la Confraternidad no renunciará a su derecho de ayudar a los más infelices de entre los infelices, que son los presos, me veo obligado a acudir a la colaboración de su “amiga” la prensa para solicitarle esa urgente audiencia; en el sobreentendido de que usted sí leerá así una solicitud de nuestra parte, que pueda saltar el cerco de púas que nos ha resultado infranqueable.
Espero que, en cumplimiento de su parte de la entusiasta aceptación que manifestó al programa de transformación de las prisiones que la Confraternidad le presentó, allá, por febrero del 2007, en presencia de numerosas autoridades relacionadas con las cárceles; al conocer que después ha estado aislado por sus subalternos, inclusive de sus propias convicciones, se servirá dar a nuestra corporación la cita que tan reiteradamente le ha pedido, según consta en la documentación que poseemos.
Esperamos respuesta.