Hace alrededor de 30 días, en la única vía importante de desfogue del valle de Los Chillos hacia el sur, la E35 en el tramo comprendido entre Sangolquí-Tambillo, con justa necesidad se instaló un semáforo “inteligente” para permitir el ingreso y salida de los usuarios de la vía que va hacia Chillo Jijón, La Balbina y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército; si bien la medida era necesaria, puedo suponer que la autoridad competente jamás optó por la mejor alternativa para que su uso y utilización sea una herramienta práctica y segura de movilidad de los vehículos que circulan por allí. Por sentido común, si es que por la vía principal circulan alrededor de 45 000 vehículos al día, y por la intersección mencionada ingresan y salen no más de 2 000, es de suponer que en esa proporción aritmética debería el semáforo permitir la circulación de las vías en mención sincronizando sus tiempos. Pues tomada la medida, lo mínimo que podía suceder era que se analice su funcionamiento y el resultado, para enmendar o corregir si es que no se logró el objetivo planteado. Hoy día, por la vía principal se forman colas de 2 y 3 kilómetros de largo que esperan ocho y nueve turnos del semáforo “inteligente” para poder pasar, cuando por la vía que cruza no más de 5 ó 6 vehículos esperan su momento.
Ojalá la autoridad “competente” constate el daño causado a las decenas de miles de usuarios de la vía, tome la correcciones técnicas debidas y además suprima otros dos semáforos “privados” instalados en la misma vía pública (a pocos metros de este en cuestión) por empresas particulares que en vez de construir pasos peatonales para el paso de sus empleados, paran el tránsito de la vía a criterio del guardia de turno de la garita de ingreso de su empresa.