Nuestra capital, Quito, desde la semana anterior, ha estado en pánico por los frecuentes sismos y temblores que ha afectado también a lugares cercanos como Calderón, Guayllabamba y aun Tababela, donde está el nuevo aeropuerto, que ocasionó deslaves y derrumbes en autovías que tuvieron que cerrarse temporalmente y declarar en emergencia esos lugares para proteger a sus pobladores. Estos movimientos tectónicos son preocupantes porque hasta el momento se han sucedido 87 réplicas que han cobrado varios muertos y heridos, así como desplazados. Autoridades municipales encabezadas por el alcalde Rodas han efectuado visitas a los lugares respectivos para verificar los daños y han llamado a la calma ciudadana y las medidas de protección para evitar mayores calamidades. No estamos lo suficientemente preparados para enfrentar estos fenómenos naturales no prevenibles, por lo cual es necesario desplegar una amplia campaña educativa para la ciudadanía y sepa qué hacer en estas circunstancias. La tierra se ha movido en Quito y las réplicas siguen presentes, la ciudad está expuesta por su topografía y sus quebradas y sitios vulnerables a estos fenómenos que ocurren sin aviso previo. Se me viene a la mente la futura construcción del metro y creo que es un asunto muy serio para reflexionar si es o no conveniente para la ciudad perseverar en el proyecto, demanda muchos más estudios y debates al respecto y tomar con mucha seriedad el futuro de la movilidad de la capital y la solución definitiva.