Hay mucha expectativa con respecto a la próxima revisión de la nueva ley de seguridad social que según se rumorea esta casi lista. Apelamos a la cordura del ministro coordinador de desarrollo social en cuyas manos está la redacción de la misma, para que no sea instrumento de desestabilización de la seguridad social al tratar de masificar, saturar e incluir nuevos safiliados que lo único que ocasionarían es hacer colapsar al IESS. De acuerdo a los mismos portavoces del instituto ya se afirma que en la actualidad se necesitan cuatro afiliados para sostener a un jubilado y que en un futuro cercano la relación será menor.
Y de acuerdo a algunos asambleístas la solución brillante y revolucionaria sería la de elevar la edad mínima requerida para la jubilación. Algo que sería una absurda e injusta medida y gravísimo atentado para miles de empleados adultos y cansados que estaría esperando próximo a cumplir los 60 años de edad mínima para jubilarse. Esto representaría una gran contradicción para el gobierno ya que ha venido fomentando contrariamente políticas de recambio generacional en su abultado aparataje burocrático y además sabe muy bien que existe una altísima tasa de desempleo y marginación por edad en el sector privado, lo que dolorosa y forzosamente obliga al desempleado seguir aportando voluntariamente para no perder su requisito para su jubilación.
Apelamos a la sensibilidad del señor presidente para que no pase una medida de tamaña injusticia para el cansado empleado privado que tiene únicamente al IESS en quien aferrarse en sus últimos años de vejez, y que no dispone de los deliciosos salarios como los de la nueva burocracia que les permite llevar saludablemente un buen vivir y altas expectativas de vida con seguros médicos privados de punta.