El domingo 1 de febrero acudí al estadio Atahualpa. Me dirigí a la puerta de ingreso numerada en el boleto ¡Qué sorpresa!, las áreas del sector nororiente no estaban habilitadas. Tuvimos que hacerlo por un camino peatonal estrecho y riesgoso.
Nos extremamos en cuidados para no sufrir caídas y por fin llegamos al área ubicada -cien metros arriba desde donde están ubicadas las boleterías- ¡qué ultraje y qué irrespeto para los espectadores!
¿Acaso esas áreas, no son espacios destinados para la fácil y segura movilización de las personas? ¿Por qué las habilitaron únicamente a la salida? Indignado por este atropello comuniqué a una oficial de Policía y a uno de los empleados que controlan el ingreso; sin embargo, el último domingo de febrero se repitió esta circunstancia.