Ayer le llevé a mi esposo a que se haga atender en los lugares de Salud al Paso que hay en varios puntos de la ciudad. Él no me creía que con estas atenciones nos podían decir si estamos bien o mal y si debemos cambiar nuestro estilo de vida. No creía que el servicio era gratuito y me decía que de ley me iban a cobrar por alguna razón. Así que le llevé para que vea con sus propios ojos lo eficientes que son en este sistema de salud del Municipio.
Uno llega y no tiene que esperar más de 10 minutos para que lo atiendan. Las ‘doctoritas’ son tan lindas y tienen buena predisposición para las cosas que uno quiere y hasta para lo que uno no entiende de su propia salud. Desde la primera vez que fui a los controles me dijeron que mejore mi alimentación y que haga un poco más de ejercicio. Me dieron tantos consejos y con eso ahora me siento muchísimo mejor.
Decidí que era hora que mi esposo se dé cuenta de la importancia de cuidar nuestra salud y que es rápido, fácil, cómodo y gratuito. Así que fuimos y fue la misma historia, le hicieron exámenes y le recomendaron que deje de comer tantas golosinas. Estoy feliz porque ahora él se siente muchísimo mejor y ya quiere empezar a hacer ejercicio conmigo y mis amigas que vamos todas las semanas a hacernos chequear nuestra salud.