Al igual que muchos, he oído historias sobre empleados públicos a quienes se les obliga a que vayan “voluntariamente” a una sabatina. Y muchos de ellos asisten “voluntariamente” porque luego del discurso del jefe se toma lista. Fiel al principio de no aceptar un chisme, sino de buscar la verdad, no daba crédito a los comentarios “infundados” de las personas contrarias al régimen.
En una reciente sabatina vi a un familiar muy cercano, salir molesto de su casa. Al preguntarle el motivo del enojo, me comentó que los jefes de su trabajo (la persona en cuestión es servidor público y correísta por convicción) les habían dicho que la asistencia a la sabatina era voluntaria pero que al final de la misma “se tomaría lista” y aunque no era un día de trabajo, más les convenía asistir porque, en caso contrario, cuando necesitasen un permiso o algún favor, se les iba a decir que no. Supongo que el Presidente no sabía de estas asistencias “voluntariamente obligatorias”. Pero como de seguro más de uno de sus asesores leerá EL COMERCIO, espero que se entere y que sepa que los que asisten “voluntariamente” a sus sabatinas, cada vez son menos.