No me refiero a ningún caso particular ni necesariamente al Ecuador. Quiero decir que hay tres razones por las cuales no es sensato dar crédito a los rumores de corrupción en ninguna parte:
1. El rumor puede tener su origen en el afán de descalificar al adversario político.
2. El rumor puede tener su origen en el resentimiento de alguien que no ganó un contrato del Estado.
3. El rumor puede tener su origen en la envidia, que es un sentimiento humano muy generalizado. Me temo que gran parte de la rebeldía de la sociedad civil en cualquier lugar del mundo, es que la gente común se fastidia de tener autoridades. En el inconsciente habría el deseo frustrado de estar en el lugar de la autoridad.
Entonces, yo francamente no sé cómo dar crédito a un rumor de corrupción.