Los defensores de la Revolución Ciudadana llaman a este periodo la década ganada. Déjenme decirles que no tiene nada de ganada. Incluso tiene muchísimas similitudes a lo que en América Latina se denominó ‘la década perdida’.
Una de las grandes promesas de este régimen fue la transformación de la matriz productiva. Y es lamentable ver que ese discurso quedó en eso, en palabras nada más. Durante estos 10 años únicamente nos convertimos en reproductores de importaciones. En la década de mayor riqueza en la historia que vivió Ecuador, el déficit fiscal creció. No es un hecho aislado, pues durante 10 años se dedicó a financiar políticas populistas, convencidos que cualquier problema que surge en el país se lo soluciona con un mayor gasto público.
Esta ‘década ganada’ deja un rápido crecimiento de la deuda externa, a pesar de tener ingresos petroleros extraordinarios, recaudaciones tributarias que difícilmente se vuelvan a repetir, una altísima deuda con la seguridad social. Y ahora, cuando la principal fuente de crecimiento cesó, nos encontramos en un profundo y largo proceso de recesión.